Si bien la pandemia invade todo el interés, en el Congreso de los Diputados se encuentran en proceso de tramitación tres peligrosas leyes que todavía destruirán más a la sociedad española.
Una de ellas es la que legisla por enésima vez sobre la educación. La inestabilidad en este ámbito es total, porque la educación en vez de dedicarse a lo que su nombre indica, es un feroz campo de batalla ideológico dirigido a controlar la organización y las mentes de los niños y adolescentes.
La ley Celaá luce en este sentido lo peor de todos los precedentes: ignora el derecho de los padres a la educación moral y religiosa de sus hijos; ya no basta con ignorarlos, ahora se trata de limitar su papel de manera explícita, se carga la escuela diferenciada, constituye una grave amenaza para la viabilidad de la escuela concertada con ideario propio, que en ultimo término es lo que le da sentido, ahonda en la falsa idea de que educación pública significa que sea el gobierno del estado quien la imparta, que es más o menos el equivalente a que los taxis, un servicio público, estuvieran conducidos por funcionarios sujetos a la administración pública. Introduce la formación ideológica con independencia del criterio moral de los padres, persigue dejar reducida a la mínima expresión la clase de religión, y reitera el fracaso de todas las leyes precedentes: la falta de consenso, para lograr una ley aprobada solo por una mayoría ideológica.
La segunda ley peligrosa en trámite es la de la eutanasia. Es macabro que en plena mortalidad por la pandemia, el Congreso persiga legislar sobre cómo matar legalmente a cargo del médico y por voluntad del enfermo, más o menos garantizada, pero matar.
Es un escándalo que el país que ha dejado degradar los cuidados paliativos hasta situarse al nivel de Moldavia presente una ley que significa libertad de optar ¿Qué libertad es esta que te da a elegir entre morir entre sufrimientos por falta de cuidados paliativos, o que te mate el médico? Ningún tribunal aceptaría que esto fuera una elección, porque se trataría de una imposición: sufre o muere. Por último, se ignora la experiencia de los países europeos y de todo el mundo que sistemáticamente la han rechazado, de manera que después de décadas de insistencia y campañas, solo los tres países del Benelux en Europa, y Colombia y Canadá en América la han legalizado. La prudencia de conocer por qué de tanta oposición debería estar presente en los legisladores españoles, en lugar de ir a piñón fijo de la consigna del partido.
La tercera ley, en realidad son dos que componen una unidad, Ley LGTBI y la Ley Trans, y en ambos proyectos, registrados por Unidas Podemos en el Congreso, en las que se reconoce el derecho a la autodeterminación de género. Se trata de profundizar en la conversión de doctrina de estado de la perspectiva de género, pero en su vertiente menos humanista, la de la teoría Queer y las identidades de género, que significa la destrucción histórica del concepto de ser humano.
Ante este panorama existen respuestas fuertes en el ámbito de la enseñanza, aunque aún no generalizadas, y sobre la Eutanasia con la plataforma Los 7000, que encabezan asociaciones como la Asociación Católica de Propagandistas, Cristianos en Democracia, la Federación de Asociaciones pro Vida, e-Cristians, y One of Us. No existe una respuesta organizada de la ley sobre libertad sexual, si bien un primer colectivo ya se ha pronunciado críticamente, el del feminismo de género, por considerar que la ley suprime a la mujer como entidad real, y esto afecta al PSOE. Son ejemplos de respuestas que demuestran vitalidad y que pertenecen a ámbitos distintos.
Pero estas respuestas no deben ocultar dos necesidades. Una es la de una respuesta cristiana global i articulada, que unas vocaciones diversas, familia vida, educación etc., en un relato global, y una acción alternativa del mismo signo, porque global es la amenaza. También sería deseable un relato más audible y generalizado por parte de la Iglesia ante leyes que como conjunto, y de eso se trata, solo son concebibles desde una mentalidad militante de rechazo a todo lo cristiano.
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1 Comentario. Dejar nuevo
A mí, como católica, me sorprende mucho que la Iglesia (mi Iglesia) tenga una actitud tan pasiva respecto a tantos temas… Al final los cristianos de a pie se organizan y hacen más que los propios pastores que, dicho sea con todos los respetos, parecen haberse acomodado excesivamente.