La tasa global de fecundidad (TGF) en Occidente es desde hace años muy inferior a la tasa de remplazo de 2,1 hijos por mujer en edad fértil, la necesaria para que una población se mantenga en el tiempo sin disminuir de tamaño, a pesar de que la fecundidad es el motor de una economía próspera.
En ese sentido, cabe recordar que esa tasa en la gran mayoría de países occidentales está por debajo de 1,4 hijos por mujer, y la de España en concreto en 1,34, como advertía recientemente el informe internacional Qué tienen que ver el matrimonio y la fecundidad con la economía, llevado a cabo por el Social Trends Institute (STI) en 19 países.
Sin embargo, Estados Unidos es la excepción a la regla de la caída de la fecundidad en los países desarrollados, “es un claro caso aparte”, afirman los responsables del estudio cuando analizan “el futuro de la fecundidad” en ese país.
De hecho, los estadounidenses “siguen dando valor a las familias grandes” y tres cuartas partes de ellos consideran que “dos o tres hijos es lo ideal”, subraya el informe.
Tres escenarios económicos para la fecundidad
El estudio recuerda que la tasa de fecundidad estadounidense se ha mantenido en los últimos cuarenta años “ligeramente por debajo del nivel de reemplazo” y que en la actualidad “alrededor de un 25% de la variación” de esa tasa de un año para otro “puede atribuirse a cambios económicos”.
Tras la gran recesión económica producto de la última crisis, se prevé que la tasa total de fecundidad en Estados Unidos “permanezca por debajo de 2,0 en los próximos años”.
Sin embargo, puede experimentar alguna variación según “tres escenarios económicos diferentes: una rápida recuperación económica, una recuperación económica lenta y una no-recuperación económica”, como se puede observar en el siguiente gráfico, reproducido a partir del estudio.
En el gráfico se observa cómo, desde poco antes de 1990 hasta cerca de 2010, la tasa se mantuvo por encima de los 2 hijos por mujer estadounidense. A partir de esa fecha, la evolución de la fecundidad hasta 2025 crecería de forma clara hasta superar la tasa de reemplazo con una recuperación rápida de la economía; lo haría de forma más lenta por encima de los dos hijos por mujer si la recuperación fuera lenta; y descendería hasta aproximadamente 1,7 hijos si no hubiera recuperación.
El valor de las familias grandes
“Una de las razones por las que la tasa de fecundidad de Estados Unidos se ha mantenido, y probablemente seguirá manteniéndose relativamente alta, es que los americanos siguen dando valor a las familias grandes, al menos según los estándares del mundo desarrollado”, destaca a continuación el estudio.
El informe concreta esta afirmación recordando que, “a lo largo de los últimos cuarenta años, ha habido muy pocos cambios en lo que la mayoría de estadounidenses en edad de tener hijos (18-46) consideran el tamaño ideal de una familia”.
Así, “alrededor de las tres cuartas partes de los estadounidenses de esa franja de edad consideran que dos o tres hijos es lo ideal”, insisten los responsables del estudio, como se puede deducir de este otro gráfico sobre el “tamaño familiar ideal en América”.
“Este promedio del número ideal de hijos en los últimos cuarenta años se ha mantenido casi como una constante, situándose en torno a 2,5 hijos, con un máximo de 2,73 entre 1970 y 1974, y un mínimo de 2,39 entre 1995 y 1999. En el 2010, el tamaño ideal de una familia, según los estadounidenses de entre 18 y 46 años, era de 2,66”.
“Estas tendencias culturales sugieren que la fertilidad en Estados Unidos volverá a los niveles de reemplazo cuando la economía se recupere y los estadounidenses se sientan capaces de satisfacer estos ideales de fertilidad”, concluye el informe.
El futuro de la crianza monoparental
Por otra parte, el estudio analiza también “el futuro de la crianza monoparental en Estados Unidos”, y destaca que en los últimos cuarenta años “la crianza monoparental ha crecido de manera casi lineal” y que “estas tendencias probablemente se mantendrán en un futuro próximo”, como muestra este gráfico sobre los “niños nacidos de madres solteras en Estados Unidos”.
Si en 1970 el porcentaje de hijos de madres solteras era inferior al 15%, a partir de 1990 ya doblaba ese porcentaje, para después acercarse al 45% en 2010. Además, la previsión es que en 2025 ya rondará el 55%.
Al respecto, otra cuestión que destaca el estudio es que “una de las razones por las que el porcentaje de niños nacidos de madres solteras probablemente seguirá creciendo es que la media de edad del primer matrimonio está superando a la media de edad del primer parto”.
“Esto significa que un creciente porcentaje de mujeres estadounidenses se están casando después, y no antes, de tener hijos”, como se ve en este último gráfico.
“Desde 1970, la edad promedio de la edad a la que se contraen primeras nupcias ha subido en más de cinco años”, advierte el estudio, mientras que a partir de 1990 la edad del primer nacimiento ya es anterior a la del matrimonio. Es decir que “a principios de los años noventa, la media de edad del primer parto era inferior a la media de edad del primer matrimonio”, advierte el informe.
Por todo ello, “la tasa diferencial de crecimiento entre estas dos tendencias explica parcialmente el incremento del porcentaje de niños nacidos de madres solteras. Por ejemplo, en el 2008, el 40,6% de todos los nacimientos eran de madres solteras, sin embargo, la cifra correspondiente a los primeros nacimientos fue del 48%”, agrega.
Esta tendencia explica por qué hacia 2025 el porcentaje de madres solteras habría crecido en la forma que muestra el anterior gráfico. “De acuerdo con este modelo, en algún momento del 2023 la mitad de los niños nacidos en Estados Unidos serán hijos de madres solteras”, sentencia.
Los niños de hogares estables, más productivos
En cualquier caso, cabe resaltar que el estudio vuelve a insistir en que “los niños tienen más posibilidades de prosperar y convertirse en adultos productivos cuando son criados en un hogar estable, basado en el matrimonio”.
“Sabemos, por ejemplo, que, en Estados Unidos, aquellos niños que son criados fuera de una familia basada en el matrimonio son de dos a tres veces más propensos a sufrir problemas sociales y psicológicos como la delincuencia, la depresión y el abandono de los estudios”, dice el informe.
“También son notablemente menos propensos a asistir a la universidad y ser empleados estables cuando sean adultos”, continúan los responsables del informe.
También es de esta opinión el sociólogo Paul Amato, cuando “calcula que si Estados Unidos tuviese actualmente el mismo nivel de estabilidad familiar que tenía en 1960, el país tendría ahora 750.000 niños menos repitiendo curso, 1,2 millones de expulsiones escolares menos, aproximadamente 500.000 actos de delincuencia juvenil menos, alrededor de 600.000 niños menos recibiendo terapia y cerca de 70.000 intentos de suicidio menos cada año”.
El informe concluye este apartado del estudio añadiendo que, “en Suecia, incluso después de haber hecho los ajustes en los indicadores de los factores utilizados, los niños que viven en hogares monoparentales tienen, al menos, un 50% más de probabilidades de sufrir problemas psicológicos, como la adicción a las drogas o al alcohol o el intento o la comisión de suicidio, que los niños criados en familias biparentales”