fbpx

Es posible vivir de otra manera

COMPARTIR EN REDES

Como decía San Pablo, tempus breve est!, ¡qué breve es la duración de nuestro paso por la tierra! Pero San Pablo con esa afirmación no hacía referencia a la que quizás sea la frase más repetida de este «cambio de época» ¡No me da la vida! 

Y es que, al contrario de lo que se cuenta en las cartas a los Corintios, hoy día, parece que vivir al son de otra «Mirada» sería de perdedores. 

Vivir de otra manera es posible

Es corto nuestro tiempo para amar, para dar, pero en la forma de vivir que hemos adoptado agendamos conciertos, reservamos restaurantes y programamos viajes con una previsión de meses y meses.

¿Por qué nos falta decisión y calma para buscar una razón de existencia significativa o buscar sentido a todo lo que hacemos, y, sin embargo, planeamos con rigor los caprichos personales? 

Entre los jóvenes lo que antes «estaba guapo» ahora «renta». Porque para «petar» o triunfar en la vida ya solo se trata de «competir» para acumular victorias terrenas y no de «jugársela» dando la vida.

En la cantidad de cosas que hago durante el día, ¿Cuál es el sentido de cada una de esas acciones? ¿He elegido de verdad o me dejo conducir por la existencia? ¿Percibo que hay una misión en mi vida cotidiana?

La misión de mi vida

Lo sagrado entra en lo profano por la Encarnación de Cristo: Dios come, Dios se hace daño, Dios trabaja, Dios se cansa. Y… ¡Qué maravilla! Esto nos permite poder llevar todo a Dios, mantener el contacto con Él en toda circunstancia.

De esta forma, la vida misma es el medio en el que comienza y se alimenta nuestra oración.

Ante la actual obsesión por la eficiencia, por monetizar hasta las aficiones,  por experimentar todo y no perderse nada, convendría preguntarse qué personas están más agotadas y por qué no les da la vida.

Efectivamente, no nos debe sobrar tiempo, ni un segundo, pero para llevar almas al cielo. Porque el amor de Cristo nos urge. 

La oración cristiana es para llevarlo todo a Dios. Por tanto, ¡Qué pena vivir, sin tiempo para Dios! ¡Qué tristeza no tratar de servir a las almas y a la sociedad!

Cuando el cristiano derrocha su tiempo en la tierra, está en peligro de matar su Cielo.

La vida diaria con sus dificultades, preocupaciones, su activismo, sus celebraciones (mundanas) es el lugar donde un gusto por la vida o un descubrimiento superior se hace posible. Pero para ello hay que saber mirar y vivir la realidad.

El que ama a Dios, no solo entrega lo que tiene, lo que es, al servicio de Cristo: se da él mismo. Esta ha de ser nuestra determinación. 

Por tanto, ¿Tu vida para ti? No, tu vida para Dios.

¿Por qué nos falta decisión y calma para buscar una razón de existencia significativa o buscar sentido a todo lo que hacemos, y, sin embargo, planeamos con rigor los caprichos personales? Clic para tuitear

¿Te ha gustado el artículo?

Ayúdanos con 1€ para seguir haciendo noticias como esta

Donar 1€
NOTICIAS RELACIONADAS

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.