Por Pedro García
Es justo y conveniente que los beneficios de la recuperación económica lleguen al bolsillo de los trabajadores, después de los sacrificios asumidos en materia salarial durante la crisis. Para facilitarlo es importante que el Gobierno no caiga en una apresurada voracidad fiscal dirigida a las empresas, que ponga en peligro la creación de empleo de calidad y el incremento de los salarios.
Parece que al gobierno de Sánchez no le salen las cuentas debido a los nuevos compromisos que incrementan el gasto público. Pienso que sería un profundo error que tratase de cuadrarlas a costa de la productividad, las nuevas inversiones y la competencia empresarial.