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Entrevista a Fernando Poveda: «El amor no se apaga, se despista»

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Cuando escuchas que alguien es esposo y padre de siete hijos, automáticamente piensas que debe tener una agenda que arde.

Pero si además, te dicen que esa misma persona dedica su tiempo no sólo a su familia y a su trabajo sino también a acompañar con pasión y vocación a parejas, para que construyan matrimonios sólidos y felices, la curiosidad se dispara: ¿cómo lo hace?

Fernando Poveda no solo habla de amor y compromiso, sino que los vive en carne propia cada día. En esta entrevista nos abre las puertas a esa trastienda íntima de la vida matrimonial, donde la teoría se pone de manera cotidiana en práctica y donde la convivencia real se trabaja a base de la decisión de donarse cada día. 

Fernando nos recuerda que el amor no es un mero sentimiento pasajero, sino una decisión libre y consciente de querer querer. Con la naturalidad de quien ha aprendido apoyado en la fe y en base a experiencia de vida  —la suya y las de cientos de parejas a las que ha acompañado— nos ofrece claves muy concretas para que el amor no se oxide.

Prepárate, porque esta charla está llena de ideas prácticas que no solo inspiran, sino que invitan a pasar a la acción. Porque mejorar la relación es cuestión de confianza en Dios y de querer hacerlo.

1.Fernando, no solo acompañas y ayudas a otros en sus relaciones, sino que además lo vives en primera persona como esposo y padre de siete hijos , cuéntanos: ¿qué has visto que ocurre en una pareja cuando ambos deciden, de verdad, querer que la relación funcione por encima de las diferencias del día a día? ¿Qué transforma esa actitud en la convivencia real?

Lo importante es darse cuenta de que el amor va mucho más allá de un sentimiento.

¡El amor es una decisión!

Es luchar cada día por profundizar, por conocer mejor al otro, por buscar esos pequeños detalles que le hacen feliz.

No se trata de mirarse a uno mismo y preguntarse: ¿Cómo me encuentro hoy? ¿Estoy enamorado o enamorada? Claro que los sentimientos son importantes —no se pueden ignorar—, pero hay que ir mucho más allá:

¿Sé demostrarle lo que le quiero? ¿En qué puedo mejorar? ¿Qué cosas funcionan en nuestra relación y cuáles no? ¿Soy capaz de decírselo y avanzar juntos?

Y cuando los dos deciden mantener esa actitud, cuando los dos quieren querer que funcione, normalmente funciona. Y es un éxito total. Los hijos lo notan, lo viven y también disfrutan de una vida familiar más plena.

Está claro que habrá momentos buenos —¡incluso espectaculares, cuando menos te lo esperas! — y otros no tan buenos.

Pero incluso esas dificultades pueden convertirse en oportunidades para crecer, en vez de separarnos. La diferencia está en la actitud: querer querer… de verdad.

Cuando se me acercan matrimonios en crisis, o incluso parejas que simplemente quieren darle un empujón a su relación, muchas veces la clave está ahí: en la actitud y la predisposición.

Si cada uno viene con ganas de mejorar, las cosas casi siempre mejoran. Pero si uno piensa que el que tiene que cambiar es el otro, y no está dispuesto a hacer un esfuerzo… entonces es mucho más difícil.

2. A veces se insiste mucho en la comunicación de pareja como si hablar en pareja fuera suficiente, pero tú sueles decir que no se trata solo de hablar, sino de saber «traducir» lo que el otro realmente quiere decir. ¿Cómo podemos entrenar nuestra escucha activa para poder amar más y mejor al otro, sobre todo cuando la tensión se cuela en la conversación?

La comunicación es fundamental. El problema es que no puede quedarse en un simple «tenemos que comunicarnos más» … y ya. La cantidad de tiempo es importante, pero la calidad también.

Y la calidad está, por supuesto, en la escucha activa, en mirarse a los ojos e intentar entender al otro, en ponerse en su lugar, comprobar que estás entendiendo su punto de vista y transmitir que el otro se sienta escuchado…

¡Pero no solo es escuchar! Por ejemplo, es también importante aprender a decirse las cosas con cariño, sin herir, con asertividad y transparencia, pero desde el amor y no desde el reproche… Y eso no siempre es fácil. O, por ejemplo, es muy necesario incluir lo que yo llamo las «palabras mágicas»: por favor, gracias y perdón, que, sin casi darnos cuenta, potencian y dan vida a nuestra relación casi con solo pronunciarlas.

El problema es que todos sabemos que la comunicación es crucial, pero luego no es tan fácil saber cómo hacerlo realidad en hechos concretos.

Por eso, cuando preparo talleres para matrimonios la gente sale entusiasmada, porque les das las herramientas que necesitaban para mejorar su comunicación: les enseñas su lenguaje de amor, les descubres sus necesidades, lo que les descarga sus baterías o lo que se las recarga, les enseñas a discutir de forma constructiva… Y, con ejemplos prácticos, esos pequeños cambios se vuelven posibles. Mejorar la relación no es cuestión de magia. Es cuestión de saber cómo hacerlo… y de querer hacerlo.

3. Vamos a ponernos prácticos: todos tenemos nuestras «bombas emocionales» listas para estallar en los momentos menos oportunos. ¿Qué claves nos darías para identificar y desactivar esas bombas antes de que dañen la relación?

Una primera clave es conocernos bien. Si sabemos identificar cuándo estamos a punto de explotar y logramos transmitirlo al otro, habremos avanzado más de lo que parece. No solo ganamos en autocontrol, sino que facilitamos que quienes nos rodean reaccionen con más empatía y comprensión.

El siguiente paso es practicar el autocontrol. Siempre recomiendo contar hasta diez (¡o hasta veinte o treinta!) antes de responder.

Porque la primera reacción suele ser más impulsiva, menos pensada y muy cargada de subjetividad.

Pensar antes de hablar puede cambiar por completo nuestro discurso o, simplemente, llevarnos a elegir el silencio.

Callar, a veces, es la mejor medicina y la prueba más clara de autocontrol y madurez.

Y finalmente, tras una reflexión serena y objetiva, llega el momento de hablar. De transmitir mutuamente los sentimientos.

No se trata de barrer los problemas bajo la alfombra y fingir que desaparecerán solos. Lo mejor es abordarlos con calma, desde el cariño, la asertividad y una actitud constructiva.

Solo así se construyen relaciones sanas y duraderas. Es entonces cuando se pide perdón por lo que uno no hizo bien y se ofrece perdón por aquello que dolió…

4. En tu libro «La pareja que funciona» (Link libro), dejas claro que una relación sólida no es un golpe de suerte, sino un trabajo diario. Si tuvieras que resumir en tres pilares no negociables para construir una pareja que realmente funcione, ¿cuáles serían?

Si tuviera que resumir en tres pilares no negociables lo que hace que una pareja funcione de verdad, diría estos:

Tomarse en serio la vida de pareja. Es, probablemente, lo más importante que tenéis entre manos. Eso implica formarse, leer, interesarse, y tener verdadera pasión por construir una vida en común y una familia sólida.

Muchas parejas invierten su tiempo, su dinero y su energía en otras facetas que no afectan tanto a tu vida como tu vida de pareja.

Y la vida de pareja influye en tu vida, en la de tus hijos, en el éxito personal…

Es mucho más importante de lo que muchos piensan y vale la pena tomársela muy en serio

Dedicar tiempos de calidad, blindados y regulares que os ayuden a mantener vivo el amor: Un rato cada día, una comida o cena a la semana, un día completo al mes y un fin de semana al año. Tiempos sin niños ni móviles, pensados solo para estar juntos, para conocerse más, disfrutar de la compañía mutua y reforzar el engranaje del equipo.

Afrontar los conflictos con actitud constructiva. Las discusiones, los desacuerdos y las crisis son parte de cualquier relación. Son totalmente normales y hasta buenos para seguir creciendo.

La gran diferencia entre las parejas que funcionan y las que no está en cómo gestionan esos momentos de tensión.

Como decíamos antes: ponerse en el lugar del otro, saber callar a tiempo, y luego aprender a expresar lo que sentimos, siempre con el objetivo de crecer y mejorar juntos.

5. Fernando y cuando las rutinas pesan, los hijos acaparan la energía y el trabajo no da tregua… ¿qué consejo concreto nos das para no perder la complicidad y que no seamos solo compañeros de logística sino cómplices de vida eterna?

Es cierto que el día a día nos devora. Y también es cierto que la rutina puede convertirnos en simples gestores del hogar, impidiéndonos crecer como pareja.

Por eso, lo repito siempre: hay que dar máxima prioridad a la vida de pareja.

Como dice esa frase que me encanta: «lo más importante es que lo más importante sea lo más importante».

Insiste en esos momentos de calidad, blindados y regulares. Muchas veces son la llave para salir del bucle de la rutina.

Después, procura sembrar el día con pequeños detalles de cariño: un beso al salir de casa, un mensaje desde el trabajo, una llamada rápida a la hora de comer… sembrar el día «con gestos que digan: estoy pensando en ti». Ese «estoy aquí, estoy contigo», aunque parezca sencillo, marca la diferencia.

Y, por último, mantener una actitud de confianza: pensar bien del otro.

Muchas tensiones nacen de interpretar los gestos del otro desde la sospecha o la crítica. Ya lo dice el refrán: «piensa mal y acertarás». Yo prefiero otro: «piensa bien… y acertarás en el amor.»

6. Fernando, para cerrar esta conversación que nos ha dejado con tantas ideas, te propongo unas preguntas de respuestas rápidas, cortas y espontáneas. Vamos a divertirnos un poco, pero ojo, que cada respuesta seguro que nos deja tarea para casa…

-Una palabra que resuma lo que sostiene a una pareja a largo plazo. El Perdón

-Cuando todo se complica, ¿escuchar o hablar primero? Escuchar, sin duda

-La mayor trampa en la comunicación de pareja es… Juzgar. Comunicar sin juzgar es el primer paso para amar de verdad.

-¿La chispa de la relación se apaga… o se despista? Se despista. La chispa es siempre cambiante. El amor no es solo cuestión de chispa.

-Una frase que nunca ayuda en medio de una discusión es… «Tú siempre…» o «Tú nunca…»

Fernando, muchas gracias. Nos dejas ideas claras y prácticas para construir relaciones más fuertes y felices. Para seguir aprendiendo de él, lo encuentran en Instagram como @laparejaquefunciona 

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