Los políticos y la mayoría de medios de comunicación europeos cargan con indignación contra los Estados Unidos y su vicepresidente, J.D. Vance (James David Vance), por el discurso pronunciado el 14 de febrero (de 2025) en Múnich durante la reunión sobre Seguridad de los ministros de diversos países occidentales europeos.
Vance les dijo sin pelos en la lengua que el problema de fondo de Europa no es Rusia, ni China, ni otros países, sino que está dentro de ella misma, de su falta de espíritu. En referencia a Seguridad, les dejó claro que resulta muy difícil actuar y destinar recursos económicos y esfuerzos cuando uno no sabe lo que tiene que defender. Europa no tiene horizontes. “La mayor amenaza que me preocupa respecto a Europa no proviene de Rusia, ni de China, ni de ningún otro actor externo. Lo que realmente me inquieta es la amenaza interna de retroceso de Europa en algunos de sus valores fundamentales, valores que comparte con los Estados Unidos”, les dijo Vance.
Antes de proseguir con el discurso de Vance, una sugerencia al lector para evitarle una y otra vez errores de fondo.
En todas las informaciones, crónicas, reportajes que en los medios de comunicación lea, escuche o visione sobre Trump, Vance, y sus colaboradores y seguidores, busque la información o el discurso original. Es penoso decirlo y significa un trabajo adicional, pero como la práctica totalidad de los medios (al menos en España, pero ocurre en otros países) son hostiles a Trump, el nivel de manipulación es extremo. No se trata de alguna valoración incompleta o parcial, de una fake news, sino que casi todo es fake news. En el caso que nos ocupa, animo a leer el discurso completo de Vance y sacar cada uno sus propias conclusiones.
Junto a lo referente al incremento de los gastos en Defensa y en buscar la paz en la guerra de Ucrania, en la que los Estados Unidos pretenden negociar directamente con el Kremlin sin contar demasiado con Europa, temas en los que no entro en este artículo por ser de orden geopolítico, Vance hizo referencia al alma de Europa, y puso en evidencia que la ve enferma. Verbalizó al más alto nivel lo que muchas personas llevamos pensando desde hace años. Que Europa ha desnaturalizado su esencia por haber cortado sus raíces cristianas. Esto se silencia desde la política y desde los medios. Los padres de Europa como Schumann, Monet, De Gasperi o Adenauer pensaron en algo muy distinto de lo que en la actualidad aprueban a veces los órganos europeos, como ocurrió hace unos meses con el derecho al aborto.
El vicepresidente norteamericano recordó el desprecio al pueblo de Rumania que ha significado la anulación del resultado de las elecciones alegando que pudo haber propaganda prorusa, o la censura digital, todo lo cual se presenta como defensa de la democracia. O las sanciones a personas que rezan en silencio contra el aborto sin obstruir ni interactuar con nadie, o, como ha sucedido en Escocia, que el gobierno ha empezado a enviar cartas a sus ciudadanos diciéndoles que podrían violar la ley incluso si oraban en sus casas y se sospechaba que eran culpables de un “delito de pensamiento”. O la oposición de los organizadores de la conferencia de Seguridad a que participaran los legisladores de partidos considerados populistas.
Vance les dijo que “para muchos de nosotros del otro lado del Atlántico, esto se parece cada vez más a viejos intereses enquistados que se esconden detrás de términos heredados de la era soviética como “desinformación”, simplemente porque no le gusta la idea de que alguien con una visión alternativa pueda expresar una opinión diferente o, Dios no lo quiera, votar de otra manera, o peor aún, ganar una elección”.
El vicepresidente americano manifestó a los ministros europeos que las crisis las hemos creado nosotros mismos: “Desestimar a las personas, ignorar sus preocupaciones o, peor aún, cerrar medios de comunicación, cancelar elecciones o excluir a la gente del proceso político, no protege nada. De hecho, es la manera más rápida de destruir la democracia”. Asimismo, se refirió al tan controvertido tema de la inmigración y les dijo que “en toda Europa cada vez más ciudadanos eligen líderes que prometen frenar la inmigración incontrolada”.
Vance ha puesto el dedo en la llaga a una Europa éticamente enferma. Centrándolo en el campo político basta fijarse en la cantidad de leyes éticamente nefastas. Puede ser útil recordar lo que Benedicto XVI denominó “principios innegociables” en política. En 2006 recibió en audiencia a varios centenares de parlamentarios del Partido Popular Europeo y les dijo que eran “principios innegociables” la defensa de la vida desde su concepción hasta la muerte natural, la familia como unión de un hombre y una mujer, y el derecho de los padres a tener la última palabra en la educación de los hijos. Lo reiteraría en otras ocasiones. En su declaración Dignitas infinita, sobre la dignidad humana, el Papa Francisco reafirmó tales principios usando la misma terminología de su antecesor.
Contrastar si van por ahí las leyes en muchos países de Europa.
Centrándolo en el campo político basta fijarse en la cantidad de leyes éticamente nefastas. Puede ser útil recordar lo que Benedicto XVI denominó “principios innegociables” en política Compartir en X