El tercer libro nunca es tarde para leerlo

Libro traducido del original en lengua francesa, recogido como subtítulo de mi escrito, con el título en francés Se hace tarde y anochece. Es el tercer libro traducido a lengua española del Cardenal Robert Sarah a preguntas del periodista francés Nicolas Diat. Les he hablado de los dos anteriores Dios o nada y La fuerza del silencio (en orden inverso cronológico). Para hablarles de éste no espero a terminar mi lectura reposada y meditativa. Mi ejemplar corresponde a la 2ª edición de septiembre 2019. La 1ª tuvo lugar en agosto 2019. Tengo su lectura lo suficientemente adelantada para hablar de este libro.

Resumir un libro de estas características ¡yo no! Hablar de él ¡yo sí!, tal como he hecho con los dos anteriores. He subrayado a lápiz una frase de mi ejemplar. En concreto de la página 73. Previamente la dedicatoria del libro va dirigida a: 1.- A Benedicto XVI, artesano incomparable de la reconstrucción de la Iglesia. 2.- A Francisco, hijo fiel y abnegado de San Ignacio. 3.- A los sacerdotes del mundo entero, en acción de gracias por mis bodas de oro sacerdotales. La frase subrayada a lápiz es la siguiente pregunta en letra normal minúscula que yo destaco en cursiva negrita. ¿De qué se van a alimentar los fieles si se limitan a escuchar una vez a la semana una homilía de diez minutos?

Para cumplimentar en mínimos (el aprobado) el Tercer Mandamiento de Santificarás las Fiestas hay que asistir a misa entera los domingos y fiestas de guardar. Desde hace muchos años con breves homilías que raramente exceden de los diez minutos. La pregunta del Cardenal Sarah no va dirigida a los sacerdotes. Va dirigida a Vds. y a mí. ¿Qué más hacemos aparte de atender estas breves homilías? Tal como hice en mis dos anteriores escritos, referenciados en el primer párrafo, no les voy a resumir el libro. ¡Léanlo! A propósito del celibato del sacerdote, el Cardenal Sarah dice lo siguiente:

Por medio del celibato, los sacerdotes atraviesan la capa de desconfianza y de sospecha que pesa sobre el mundo y lo separa de Dios. Su ejemplo es necesario y los hace creíbles. ¿Cómo vamos a animar a los jóvenes a la aventura del matrimonio indisoluble si ni siquiera nosotros somos capaces de entregar nuestra vida para siempre? Quizá el habernos acostumbrado a tanta abundancia de riqueza nos ha ido haciendo incapaces de arriesgar nuestra vida por amor. Nos hemos convertido en avaros instalados en el confort y la seguridad. Eso me trae a la mente lo que el cardenal Ratzinger llama proféticamente el <<cristianismo burgués>>, esa manera de reducir el cristianismo a una filosofía de vida de la que se elimina todo amor que pueda parecer radical o excesivo. (pág. 89)

Podría destacar más párrafos. Escribiré de nuevo sobre este libro más adelante. ¡Cuando termine de leerlo!