Mientras que el Santuario de Lourdes, en Francia, como contamos hace unos días en este medio, ha tomado medidas para ocultar los mosaicos creados por Rupnik en las puertas de una de sus basílicas, otro santuario mariano de renombre mundial, el Santuario de Fátima en Portugal, ha adoptado una postura diferente, asegurando que no retirará sus mosaicos, aunque sí ha suspendido su uso en los materiales promocionales.
El caso de Fátima: sin retiro, pero con restricciones
El Santuario de Nuestra Señora de Fátima, uno de los destinos más visitados por los peregrinos católicos, alberga una de las obras más emblemáticas de Marko Rupnik.
La basílica de la Santísima Trinidad, una de las estructuras más modernas del santuario, está decorada con un majestuoso mosaico que cubre toda la pared trasera del edificio.
Instalado en 2007, este mosaico, que mide aproximadamente 10 metros de altura por 50 metros de largo, muestra una imagen central del cordero pascual flanqueado por santos y ángeles.
Sin embargo, tras la revelación de las graves acusaciones contra Rupnik, el Santuario de Fátima ha decidido suspender el uso de la imagen del mosaico en los materiales promocionales que distribuyen, aunque no contempla su retiro.
La controversia global sobre las obras de Rupnik
El caso de Fátima y Lourdes se enmarca dentro de un debate más amplio sobre el futuro de las obras de arte de Rupnik en diversos lugares de culto alrededor del mundo.
Al menos 230 sitios religiosos, desde santuarios internacionales hasta iglesias más pequeñas, exhiben mosaicos realizados por el artista, algunos de los cuales fueron creados a través de su Centro Aletti, con sede en Roma.
Las acusaciones de abuso sexual y psicológico de mujeres bajo su cuidado espiritual han provocado que diversas organizaciones de víctimas pidan la retirada o el ocultamiento de estas obras, especialmente en los casos en los que las acusaciones indican que los abusos ocurrieron mientras se realizaban los trabajos artísticos.
En Estados Unidos, por ejemplo, los Caballeros de Colón anunciaron en julio de 2024 que cubrirían los mosaicos de Rupnik en dos capillas importantes: una en el Santuario Nacional de San Juan Pablo II en Washington D.C. y otra en la sede de los Caballeros en New Haven, Connecticut.
Esta medida se alinea con la creciente preocupación por el legado del artista, que ha sido expulsado de la Compañía de Jesús en 2023 por desobediencia, tras la revelación de los abusos.
1 Comentario. Dejar nuevo
Cuesta hacerse cargo de que los mosaicos de Rupnik y el resto de su obra artística hayan pasado, de la noche a la mañana, no solo a perder todo su valor sino hasta a convertirse en algo tan malo que hay que esconderlo a la vista de las persones que antes se los miraban con buenos ojos. El valor de una obra de arte está en sí misma. No se desvaloriza de golpe porque hayan quedado al descubierto abusos que su autor perpetró en su vida privada, aunque fuese mientras realizaba tales obras.
Otra cosa sería que el pecador Rupnik hubiese expresado dichos pecados en sus obras mostrándolos como belles virtudes. Pero no es así. Si sus mosaicos y pinturas inspiraban piedad ayer, deberían seguir inspirándola hoy, al margen de la vida personal de su autor.
Lo cual me lleva a sospechar que si se retiran estas obras, o las esconden a la publicidad, no es por razones estéticas, éticas o religiosas, sino por escrúpulos sociopolíticos, es decir, para quedar bien ante una sociedad hipócrita que se escandaliza antes los (supuestos) abusos de Rupnik mientras anda empeñada en consagrar los abusos de abortar (73 millones al año en todo el mundo) como un derecho inalienable.