fbpx

El Papa por la vida y su dignidad. La necesidad de la respuesta cristiana organizada

COMPARTIR EN REDES

Una vez más, como ya hizo en 2021 y 2022, el papa Francisco ha querido apoyar con su presencia los IV Estados Generales de la Natalidad, que se reunieron en Roma los días 9 y 10 de mayo. Este gran evento anual persigue generar una mayor conciencia sobre este grave problema en la sociedad italiana que, como la española, sufre un duro invierno demográfico a la par que su correlato, un envejecimiento extraordinario. Pero, a diferencia de nuestro caso, al menos ya se ha dado el primer paso al debate público y político de cómo superar este destructor de sociedades, que es la falta de descendencia.

La tasa de fecundidad de Italia (2023) es algo mejor que la española, 1,25 hijos por mujer por 1,19. El nuevo gobierno de Meloni, que el año pasado coincidió con el papa, y también a diferencia del gobierno Sánchez, sí está fuertemente comprometido con la opción por la vida.

En esta ocasión Francisco resumió su mensaje en tres conceptos: «Realismo, perspectiva a largo plazo y coraje«.

El problema no es cuántos somos en el mundo, sino qué tipo de mundo estamos construyendo 

En el pasado, no han faltado estudios y teorías que alertaban sobre el número de habitantes de la Tierra, porque el nacimiento de demasiados niños crearía desequilibrios económicos, falta de recursos y contaminación. Siempre me ha llamado la atención cómo estas tesis, ya caducas y superadas hace tiempo, hablaban de los seres humanos como si fueran problemas. Pero la vida humana no es un problema, es un don. Y en la raíz de la contaminación y del hambre en el mundo no están los niños que nacen, sino las opciones de quienes sólo piensan en sí mismos, el delirio de un materialismo desenfrenado, ciego y desenfrenado, de un consumismo que, como un virus maligno, mina de raíz la existencia de las personas y de la sociedad.

El problema no es cuántos somos en el mundo, sino qué tipo de mundo estamos construyendo –ese es el problema-; no son los hijos, sino el egoísmo, que crea injusticias y estructuras de pecado, hasta entretejer interdependencias malsanas entre los sistemas sociales, económicos y políticos (cf. San Juan Pablo II, Carta Encíclica. Sollicitudo rei socialis (1987), 36-37; Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1869).

El egoísmo nos hace sordos a la voz de Dios, que ama primero y enseña a amar, y a la voz de los hermanos que están a nuestro lado; anestesia el corazón, nos hace vivir de las cosas, sin entender para qué; nos induce a tener muchos bienes, sin saber hacer el bien. Y los hogares se llenan de objetos y se vacían de niños, convirtiéndose en lugares muy tristes (cf. Homilía de la Misa para la comunidad católica congoleña, 1 de diciembre de 2019). No faltan perritos, gatos…, estos no faltan. Faltan niños. No, el problema de nuestro mundo no es que nazcan niños: es el egoísmo, el consumismo y el individualismo, que hacen a la gente saciada, sola e infeliz. El número de nacimientos es el primer indicador de la esperanza de un pueblo. 

“El número de nacimientos es el primer indicador de la esperanza de un pueblo… Y hay un hecho que me contó un demógrafo. Ahora mismo, las inversiones que más ingresos dan son la fábrica de armas y los anticonceptivos. Una destruye la vida, la otra impide la vida. Y éstas son las inversiones que dan más ingresos. ¿Qué futuro nos espera? Es feo. A pesar de tantas palabras y tantos esfuerzos, no hay vuelta atrás. ¿Por qué? ¿Por qué no se puede detener esta hemorragia de vidas?

Lo que hace falta es previsión, que es la segunda palabra clave. A nivel institucional, urgen políticas eficaces, opciones valientes, concretas y a largo plazo, sembrar hoy para que los niños puedan cosechar mañana. Es necesario un mayor compromiso por parte de todos los gobiernos, para que las jóvenes generaciones estén en condiciones de realizar sus sueños legítimos. Se trata de poner en práctica opciones serias y eficaces a favor de la familia. Por ejemplo, poner a una madre en condiciones de no tener que elegir entre el trabajo y el cuidado de sus hijos; o liberar a muchas parejas jóvenes del lastre de la precariedad laboral y de la imposibilidad de comprar una casa.

Es importante entonces promover, a nivel social, una cultura de generosidad y solidaridad intergeneracional, revisar hábitos y estilos de vida, renunciando a lo superfluo para dar a los más jóvenes una esperanza en el mañana, como ocurre en muchas familias. No lo olvidemos: el futuro de hijos y nietos se construye también con las espaldas doloridas de años de trabajo y los sacrificios ocultos de padres y abuelos… Estos son los valores que hay que defender, esta es la cultura que hay que difundir, si queremos tener un mañana”.

Tercera palabra: coraje. Y aquí me dirijo especialmente a los jóvenes. Sé que para muchos de vosotros el futuro puede parecer ominoso, y que en medio de la negatividad, las guerras, las pandemias y el cambio climático, no es fácil mantener viva la esperanza. Pero no os rindáis, tened fe, porque el mañana no es algo ineludible: lo construimos juntos, y en este «juntos» encontramos ante todo al Señor. Es Él quien, en el Evangelio, nos enseña ese «pero os digo» que cambia las cosas (cf. Mt 5,38-48): un «pero» que huele a salvación, que prepara un «fuera de serie», una ruptura. Hagamos nuestro este «pero», todos nosotros, aquí y ahora.

No nos resignemos a un guion ya escrito por otros, rememos para cambiar de rumbo, ¡aunque sea a contracorriente! Falta otra parte muy importante: los abuelos. Hoy existe una cultura que esconde a los abuelos, los manda a la residencia: descartar a los abuelos»

Es necesario relacionar el mensaje del Papa, con el documento de Dignitas infinita del Dicasterio para la Doctrina de la Fe para obtener así el cuadro de mando completo de lo que el Papa pide a todos y, en particular, al Pueblo de Dios que él pastorea.

Dignitas, que ya tramos en Forum Libertas, recuerda con énfasis «la dignidad de todo ser humano tiene un carácter intrínseco y vale desde el momento de su concepción hasta su muerte natural”. Señala que el magisterio eclesial se ha pronunciado siempre contra el aborto. Al respecto escribe san Juan Pablo II: «entre todos los delitos que el hombre puede cometer contra la vida, el aborto procurado presenta características que lo hacen particularmente grave e ignominioso… La defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano. Supone la convicción de que un ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo. Es un fin en sí mismo y nunca un medio para resolver otras dificultades.

Y es que como escribíamos aquí, Dignitas infinita es todo un programa político que aborda, además de lo fundamental relacionado con la natalidad y el aborto, la guerra (38), el trabajo de los emigrantes (40), la trata de personas (41), los abusos sexuales (43), las violencias contra las mujeres (44), la maternidad subrogada (48), la eutanasia y el suicidio asistido (51), el descarte de las personas con discapacidad (53), la teoría de género (55), el cambio de sexo (60) y la violencia digital (61).

Todo esto constituye un programa de gran alcance, que además del testimonio individual requiere de una acción colectiva y organizada. Porque, como ya hemos dicho en el pasado reciente, se trata de todo un programa político, porque junto con las denuncias proféticas que señala, se encuentran las condiciones de lo que debe ser: crítica, modificación y derogación, proyecto y propuesta. Esto debe formar parte de la acción social cristiana. Ahora, lo que se requiere es que esta acción, esta respuesta organizada se produzca.

📢 El Papa Francisco apoya los IV Estados Generales de la Natalidad en Roma. Destaca la necesidad de abordar la baja natalidad y el envejecimiento en Italia y España. 🌍 #PapaFrancisco #Natalidad #Vida #Esperanza Clic para tuitear

¿Te ha gustado el artículo?

Ayúdanos con 1€ para seguir haciendo noticias como esta

Donar 1€
NOTICIAS RELACIONADAS

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.