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El Papa Francisco destaca la unidad en la diversidad en su primera visita a Indonesia

Iglesia

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Este miércoles por la mañana, el Papa Francisco pronunció un significativo discurso en Yakarta durante su primer día de visita oficial a Indonesia, un país que alberga una de las sociedades más diversas del mundo. Ante unas 300 personalidades políticas, religiosas, diplomáticas y de la sociedad civil, el Santo Padre enfatizó la importancia de la «unidad en la diversidad», un lema que forma parte de la identidad nacional de Indonesia: “Bhinneka tunggal ika”. Este principio, que reconoce la pluralidad de culturas y etnias, también puede aplicarse a la Iglesia Católica, subrayó el Papa.

Indonesia, con sus más de 700 idiomas y alrededor de 1.300 grupos étnicos, es un reflejo de la diversidad y complejidad humana. Esta vasta nación de 280 millones de habitantes, distribuidos en más de 900 islas habitadas, enfrenta el reto de vivir en armonía pese a las diferencias. Solo un 20% de la población tiene como lengua materna el bahasa indonesio, el idioma oficial del país, lo que subraya aún más el desafío de mantener la cohesión social en medio de la diversidad.

El Papa Francisco destacó que Indonesia es como un “magnífico mosaico”, no solo por su riqueza cultural, sino también por su biodiversidad. Señaló que la armonía solo puede lograrse cuando cada grupo étnico y religioso actúa con un espíritu de fraternidad y solidaridad, buscando siempre el bien común. «Este sabio y delicado equilibrio debe ser defendido continuamente», advirtió, subrayando la importancia de transformar las diferencias en oportunidades de colaboración, en lugar de enfrentamientos.

Lucha contra la pobreza y el diálogo interreligioso

El Papa también hizo una llamada a la solidaridad para abordar los desequilibrios económicos que aún persisten en algunas regiones de Indonesia. Aunque no mencionó cifras exactas, hizo referencia a las bolsas de pobreza que afectan a casi el 10% de la población, según datos del Asian Development Bank. Unos 8 millones de indonesios viven en pobreza extrema, con menos de 2,1 dólares al día. Francisco reafirmó el compromiso de la Iglesia Católica para intensificar el diálogo interreligioso, como un medio para fomentar la paz y combatir la pobreza.

El Pontífice elogió el papel de Indonesia en la promoción de la tolerancia y el respeto mutuo en un contexto donde el extremismo religioso sigue siendo una amenaza. Insistió en la necesidad de construir un tejido social más equilibrado, donde las diferencias no sean causa de división, sino un motor para la unidad.

La religión como fuente de paz, no de intolerancia

En su discurso, Francisco advirtió sobre los peligros de quienes tergiversan la religión para imponer sus creencias a través del engaño y la violencia. Ante una audiencia compuesta mayoritariamente por líderes musulmanes, el Papa reafirmó la disposición de la Iglesia para colaborar con las instituciones públicas y la sociedad civil en la construcción de un ambiente de respeto y confianza mutua.

Recordó las palabras de San Juan Pablo II durante su visita a Indonesia en 1989, sobre la importancia de la pluralidad legítima y el respeto a los derechos humanos y políticos. Francisco también valoró que la Constitución de Indonesia, aprobada en 1945, menciona a Dios Todopoderoso, lo que refleja la dimensión espiritual y moral que guía la vida del país.

Una acogida llena de alegría y esperanza

La jornada del Papa en Yakarta comenzó a las 9:30 con una cálida recepción en el Palacio Presidencial Istana Merdeka, donde fue recibido por el presidente Joko Widodo. Acompañado de danzas típicas interpretadas por niños, el Pontífice presenció una ceremonia oficial que incluyó la interpretación de los himnos de Indonesia y el Vaticano.

Tras firmar el Libro de Honor en la Sala de Credenciales, Francisco mantuvo una breve conversación privada con el presidente Widodo antes de dirigirse a la audiencia pública, donde expuso su mensaje de paz y unidad. El Papa concluyó su discurso con una bendición para el pueblo indonesio, deseando un futuro lleno de esperanza y paz.

Su visita a Indonesia es un recordatorio del papel que la religión puede jugar en la construcción de sociedades más justas y armónicas, y en la promoción de la paz en un mundo cada vez más polarizado. A través del diálogo interreligioso y la solidaridad, Indonesia ofrece un ejemplo de cómo la diversidad puede ser una fuente de fortaleza en lugar de división, un valor que Francisco subrayó con fuerza en su intervención.

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