En su discurso, el papa abordó temas fundamentales que afectan a la educación actual, como el relativismo, la cultura tecnocrática y la búsqueda de la verdad. Estas ideas son vitales para entender el impacto y la influencia que los educadores tienen en la formación de las futuras generaciones.
«Sean inquietos buscadores de la verdad y no apaguen nunca la pasión, para no ceder a la acidia del pensamiento. Sean protagonistas en la generación de una cultura de la inclusión, de la compasión, de la atención a los más débiles y a los grandes desafíos del mundo en que vivimos», con estas palabras el papa impulsó a los docentes universitarios de la universidad Belga, en su viaje apostólico a Luxemburgo y Bélgica hace unos días.
La búsqueda de la verdadpapa
Una de las afirmaciones más contundentes del papa fue la exhortación a los educadores y estudiantes a «buscar la verdad». En el mundo actual, donde prevalece el relativismo, el desafío que propone el papa es crucial.
Los educadores, en todos los niveles, tienen la responsabilidad de guiar a los estudiantes en esta búsqueda, ayudándoles a desarrollar un pensamiento crítico que trascienda las opiniones populares y las modas pasajeras. La verdad, en este contexto, no es solo un concepto abstracto, sino un elemento esencial para formar individuos íntegros que sean capaces de contribuir a la sociedad de manera efectiva y ética.
Además, el papa advirtió sobre el «cansancio intelectual» que se deriva de una visión relativista del conocimiento. Se animó a los educadores a que deben esforzarse por crear un ambiente en el que la curiosidad y el asombro sean fomentados. Esto implica no solo enseñar contenido, sino también cultivar una pasión por aprender y descubrir. Premisas que son fundamentales para el desarrollo humano integral.
«Buscar la verdad es agotador, porque nos obliga a salir de nosotros mismos, a arriesgarnos, a hacernos preguntas. Y, por eso, nos atrae más —en el cansancio del espíritu— una vida superficial que no plantea demasiados interrogantes; así como del mismo modo nos atrae más una ‘fe’ fácil, ligera y cómoda, que nunca nos cuestiona nada» sentenció el papa.
La crítica a la cultura tecnocrática
Otro aspecto importante de la intervención del Papa fue su crítica a la «cultura tecnocrática». Pues hoy en día, la educación está cada vez más influenciada por el pragmatismo y la eficiencia y justamente por eso es crucial recordar que la educación no debe reducirse a la mera transmisión de información o habilidades técnicas.
La verdadera educación debe ser integral, abordando no sólo la dimensión cognitiva, sino también la emocional y la espiritual.
Como señaló el Papa, cuando los seres humanos son considerados «mera materia», se pierde la esencia de lo que significa ser humano. En este sentido, los educadores deben convertirse en defensores de una educación que valore la dignidad del individuo en toda circunstancia y fomente el sentido de trascendencia.
Para poder alcanzar una formación integral, los educadores deben crear espacios de aprendizaje donde los estudiantes puedan explorar sus pasiones y cuestionar el mundo que les rodea. Esto puede lograrse mediante metodologías que fomenten la investigación, el diálogo y la reflexión. Además, es esencial que los educadores sean modelos a seguir, demostrando el valor de la búsqueda de la verdad.
La influencia de las universidades católicas
Por otro lado, el papa Francisco destacó el papel especial de las universidades católicas, instándolas a ser «generadoras de cultura e ideas» y a promover la búsqueda de la verdad al servicio del bien del hombre.
En palabras del pontífice: «Ensanchar las fronteras y ser un espacio abierto para el hombre y para la sociedad constituye la gran misión de la Universidad».
En este contexto, los educadores de estas instituciones tienen la oportunidad de integrar la fe con el aprendizaje, ofreciendo una mirada, que aunque choque con el mundo, enriquezca la experiencia educativa. Esta misión y este reto propuesto por el papa es especialmente relevante en la actualidad.