Este domingo 13 de enero la Iglesia católica ha celebrado la Fiesta del Bautismo del Señor. El Papa Francisco ha explicado durante el rezo del Ángelus que esta fiesta es “una ocasión propicia para renovar con gratitud y convicción las promesas de nuestro Bautismo, comprometiéndonos a vivir diariamente en armonía con él”.
El obispo de Roma ha recordado también que así se finaliza el tiempo litúrgico de Navidad, “la liturgia nos llama a conocer más plenamente a Jesús, de quien recién hemos celebrado el nacimiento” y relacionó esa idea con el Evangelio de Lucas de hoy que “ilustra dos elementos importantes: la relación de Jesús con la gente y la relación de Jesús con el Padre”.
El episodio con san Juan Bautista
El evangelio recuerda el episodio vivido entre Jesucristo y san Juan Bautista que lo bautizó en las aguas del Jordán. Francisco ha explicado esta escena no sólo como un evento concreto, sino que ha reivindicado el rol que juega el pueblo, el cual “no es solo un fondo de la escena, sino un componente esencial del evento” porque Jesucristo antes de sumergirse en el agua se sumerge en la multitud, en el pueblo asumiendo su condición de hijo de Dios hecho hombre con el hombre. Un getso relevante que, según el sucesor de Pedro, “manifiesta la lógica y el significado de su misión” y que lleva a que hoy también sea “una Epifanía”.
El Papa, además, explica que el Espíritu Santo que desciende sobre Jesús en forma corporal, como una paloma “es la señal de que con Jesús comienza un nuevo mundo”, “una nueva creación que incluye a todos los que acogen a Cristo en su vida”. A juicio de Francisco, ese es exactamente el amor de Dios que hacemos nuestro cuando recibimos el bautismo «es una llama que ha sido encendida en nuestros corazones y requiere que seamos alimentados por la oración y la caridad».
Francisco también ha destacado que Lucas enfatiza en su evangelio que Jesús bautizado se «sumerge» también en la oración, y por lo tanto se deja en Dios. “El bautismo es el comienzo de la vida pública de Jesús” recuerda el Papa, y de su misión en el mundo “como un enviado del Padre para manifestar su bondad y su amor por los hombres”.
Bergoglio ha recordado también que la misión de los cristianos es «injertarse» en Jesús “regenerando continuamente en la oración la Evangelización y el Apostolado, para hacer un claro testimonio cristiano, no de acuerdo con nuestros proyectos humanos, sino de acuerdo con el plan y el estilo de Dios”.
Finalmente, el Pontífice ha concluido con una invitación a ”mantener vivo y actualizado el recuerdo del bautismo”, pues es ahí donde están “las raíces de nuestra vida en Dios; las raíces de nuestra vida eterna, que Jesucristo nos dio con su Encarnación, Pasión, Muerte y Resurrección” y pidió invocar “más a menudo” al Espíritu Santo “para vivir las cosas comunes con amor, y así hacerlas extraordinarias”.