El feminismo ha definido su límite de aceptación ante el homosexualismo político revelándose contra la perspectiva de género en una de sus variantes: la teoría que afirma que el sexo es un constructo social ligado a la identidad de la misma que cualquiera puede decidir no psicológicamente, es decir, que no viene dado biológicamente.
La polémica se ha iniciado en una escuela de verano feminista en Oviedo, la escuela Rosario Acuña, que con el liderazgo de Amelia Valcárcel (catedrática de Filosofía Moral y Política en la UNED, miembro del Consejo de Estado) ha decidido repensar la ideología de género, en especial su versión queer.
Estas líderes feministas consideran que no es de recibo considerar que las personas no tienen sexo, que tienen género, y que el género es una construcción identitaria y que justifican iniciativas como la última Ley vasca que ha eliminado el certificado de un médico para que una persona se pueda declarar transexual. Ahora simplemente diciéndolo, lo será y a la edad que tenga.
La polémica entre el feminismo y colectivos trans, que se iba larvando en los últimos tiempos, ha explotado ahora debido a la reivindicación de la “identidad de género” que hacen las personas trans. Las feministas han hecho una descalificación durísima y dicen que la teoría querr es es el caballo de troya que destruirá el feminismo, ya que consideran que su propuesta no es científica.
El feminismo: lucha contra el patriarcado, rechazo de la identidad sexual
Esta escuela de verano ha concluido que la perspectiva de género y los estudios de género (lo cual coincide con el documento que recientemente publicó la Santa Sede en cuanto a la ideología de género presente en la enseñanza), sirven para explicar la opresión sobre la mujer, la estructura patriarcal y las diferencias entre hombre y mujer. Sin embargo, rechazan que esta teoría pase a definir identidades desde esta perspectiva, porque las identidades ya están definidas. Esta última afirmación es exactamente lo que ha sostenido el catolicismo desde la irrupción de estas teorías alejadas de evidencias científicas.
En este sentido, también han descalificado los trabajos de transgénero sobre menores, que sostienen que pueden definirse físicamente a través de un cambio de sexo irreversible de manera muy joven, siendo aún niños y adolescentes.
Esto ha provocado una durísima reacción de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB), que hizo un comunicado en el que denuncia que en los debates de la escuela Rosario de Acuña se plantearon contenidos “en los que se reducen las realidades vitales e identitarias de las personas a sus genitales». El coordinador del Grupo de Políticas Trans, Marcos Ventura, indicaba que “el género es una vivencia interna, personal e inmodificable, que nos hace ser hombres, mujeres o personas no binarias, independientemente de nuestra corporalidad o de la educación que recibimos”.
El lobby LGTBI ha establecido una batalla abierta en las redes sociales contra las feministas, que califican de TERF (feminismo radical transexcluyente, en inglés). Por su parte, el documento de las feministas lleva por título ‘Por un feminismo crítico y abolicionista de género‘.
La perspectiva de género se inició como un estudio para analizar las diferencias entre hombre y mujer. Esto tiene un nivel de racionalidad y es un buen paso en un sentido en el que se puede discutir estando o no de acuerdo y abordando la existencia o no de temas como, por ejemplo, la discriminación salarial.
Sin embargo, sostener que el género sea una cuestión identitaria vinculada al deseo no tiene nivel de racionalidad. El deseo como motor de transformación de las institución y de las cosas no es viable ni tampoco su lógica: yo adapto la Ley a mi deseo en lugar de adaptar mi deseo a la Ley.
Aplicar como se está viendo en los centros de enseñanza la teoría querr desde la infancia y la adolescencia «pone en peligro la salud física y mental de una población muy vulnerable por razones de edad, y con consecuencias irreversibles”. Esta y otras afirmaciones sostienen las feministas en su manifiesto.