Observamos embelesados tanto amor. Son dos espíritus que han coincidido y coinciden en rasgos e intereses. Esporádicamente o no, pero el salto que han conseguido es cuántico. Si no somos diablos, sabemos por experiencia propia y ajena que la coincidencia enriquece a propios y extraños.
Ante tan magno espectáculo, algunos les toman como ejemplo, unos no pueden soportarlo, otros no quieren; y otros querrían, pero no están preparados todavía. El encuentro casual puede hundir vidas, pero cuando un ser coincide con otro ser, ambos acogen la vida de un nuevo ser-juntos que les desarrolla hasta lo inimaginable.
Decimos que muchos no pueden soportarlo en dos sentidos: la esencia en sí, que les sobrepasa, por un lado (cultura, personalidad, entorno…); y por otro, están aquellos que sienten envidia de lo que querrían para sí y no encuentran, muchas veces debido a su propia inconsistencia como seres, que les deriva a no ser capaces de congeniar ni con su madre, y por eso siempre te vomitan encima.
Por este motivo, es más que habitual toparse con personas que simplemente no quieren congeniar, porque están encerrados en sí mismos; puede que finjan un tiempo, pero tarde o temprano se les ve el plumero o abandonan el intento.
Nos encontramos también con aquellos que quieren la coincidencia sinceramente con toda su alma, incluso puede que la procuren, pero simplemente no pueden acoger un ser ajeno a ellos en su espíritu, porque no encuentran cómo integrarlo, por imposibilidad interna o externa. Nadie dice que no consigan abrirse un día (el más inesperado), pero por el momento algo les frena voluntaria o inconscientemente.
Hay que tener paciencia para todo en la vida. Hay que dejar fluir, que los acontecimientos se desarrollen por sí solos sin forzar nada, so pena de romper lo que pueda haber ya o pueda llegar un día. ¿Quién sabe? Quizás un día coincidiremos en algo o en todo. Forzar los acontecimientos solo lleva al desvarío… que puede finir en un clamoroso fracaso como personas.
Así son las cosas, así es la vida. Si quieres, amigo, amiga del alma, podemos acogernos asumiendo nuestros defectos y diferencias tratando activamente de encontrar en nuestra experiencia (que no es nunca casual) puntos en común que nos hagan avanzar, y quizás un día conseguiremos −también nosotros− el ser-juntos del encuentro de los que han cambiado el mundo.
Procuremos que nuestra existencia en el cosmos sea para bien, pues todo es posible si no nos cuidamos… o si pasiva o maliciosamente nos descuidamos. Aquí tienes mi mano tendida. ¿La aceptas?
Hay que tener paciencia para todo en la vida. Hay que dejar fluir, que los acontecimientos se desarrollen por sí solos sin forzar nada, so pena de romper lo que pueda haber ya o pueda llegar un día Share on X