Cada vez que aparece el tema en el candelero informativo me reboto un poco. Había un refrán cuando era joven que decía “casamiento y mortaja del cielo baja”. Sin entrar en comparaciones con nadie y sin ponerme medallas, lo cierto es que del cielo baja. Este bajar a lo largo de los siglos es la expresión generalizada del seguimiento de la ley natural. ¿Qué es la ley natural?
El tema da mucho de sí. Acompaño un texto breve asequible del Catecismo (puntos 1950-1986). Lo previsible si rechazas en la propia vida toda posición anticoncepcionista es que la ajustes a los dictados de la ley natural. Si además te formas y profundizas en la Verdad, explicitada por los santos de todos los tiempos, el amor de un hombre a una mujer y de la misma mujer al mismo hombre se abre a la donación.
Sin entrar en comparaciones con nadie lo cierto es que nacen hijos. Y lo también verdaderamente cierto es que nacen nietos. En el momento de ahora mismo soy más abuelo que padre. Junto con mi esposa somos una prueba del crecimiento de la natalidad. Ir sistemáticamente a contracorriente y ser objeto de la actitud perdonavidas envolvente hiere en muchos momentos. ¡Padres de fácil nada! La dificultad natural de vida se complementa con la ausencia de predicación del amor matrimonial y del amor a los hijos… en todas las misas de todos los templos.
Además, corregido al alza con el autoaprendizaje de la moral sexual, ante la falta de ética ministerial de predicarla micro en mano por los sacerdotes. ¡Qué menos que un domingo de vez en cuando! Me han remitido hoy un WhatsApp reenviado muchas veces que he agradecido. Es de la zarzuela Luisa Fernanda del maestro Federico Moreno Torroba. Me encontraba en un ambiente lúdico de carácter parroquial hace 45 años. Sonó la música y procedía una escenificación. Yo con 19 años y ella con 17. Le canté la mazurca a la sombra de una sombrilla de encaje y seda.