La primera Encuesta General de Medios (EGM) después del cambio de gobierno ha traído buenas noticias para la COPE, lo que debería significar que también lo son para la Iglesia en España. El Grupo lidera el crecimiento de la radio española con 300.000 nuevos oyentes, y alcanza los 6,2 millones de seguidores, una cifra impresionante para una cadena propiedad de la institución eclesial, que se constituye en toda una referencia informativa y del entrenamiento.
En este contexto, cobra todavía más interés que los programas de carácter religioso destaquen en sus resultados. ‘Iglesia Noticia’, que se emite los domingos a las 08.30 h., incrementa un 83% su audiencia con respecto al anterior estudio y reúne a 479.000 oyentes. Por su parte, la Santa Misa sigue creciendo y ya es seguida cada domingo por 465.000 oyentes. Este dato supone un 37% más. ‘El Espejo’, el programa de actualidad religiosa que presenta José Luis Restán y que se emite de lunes a viernes a las 13.30h. reúne a 196.000 oyentes. Mientras, ‘La Linterna de la Iglesia’, con Faustino Catalina, suma también 292.000 oyentes. Menos relevante es la cifra de 200.000 usuarios únicos de la web de la cadena, que para tratarse de un portal del potencial del grupo obtiene una difusión muy discreta. Ahí, sin duda hay mucho terreno por recorrer.
Este aumento, este éxito, que coincide con el cambio de gobierno, debería abrir la reflexión sobre el servicio que la COPE presta a la Iglesia y más exactamente a su mandato: la difusión del mensaje de Jesucristo, el llevar la buena nueva a los alejados de ella, ese enorme grupo de personas que se definen como católicos, pero no practicantes, en una medida muy heterogénea. Una emisora católica debe tener su norte en la misión. Una segunda reflexión va en la línea de que la misión católica de la COPE no puede ceñirse a unos programas cerrados en el tiempo “esto es lo católico”, sino que el sabor, el criterio católico, lo ha de impregnar todo; la forma como se contempla la realidad y se informa de ella. Y aun, una tercera consideración. Una voz tan potente lo ha de ser también en el ámbito de la cultura, y en términos precisos, la necesidad de presentar un todo, un proyecto cultural válido para toda la sociedad. Esto es decisivo cuando una de las dificultades actuales del catolicismo en España es su creciente marginalidad cultural, su ausencia en todos los debates de esta naturaleza, también los que atañen a la filosofía, política y económica, porque este último aspecto, requiere con urgencia una presencia de la concepción social cristiana, de la visión y aplicación de la doctrina social de la Iglesia.
La COPE mejora, es legítimo pedirle que lo haga todavía más en su tarea de emisora católica.