El Ayuntamiento de Barcelona, se ha comentado en sucesivas ocasiones, ha perdido toda referencia con el común de la ciudadanía. La razón es que desde que el Gobierno de Ada Colau se ha instalado en el consistorio, han gobernado para unos pocos y no para todos los barceloneses que habitan y construyen la ciudad.
En ese sentido, se ha dado una circunstancia sintomática sobre cómo el equipo de Colau utiliza las instituciones en beneficio propio y de sus ideologías sin aplicar criterios de equiparación y ecuanimidad.
El episodio es la decisión por parte del Ayuntamiento de personarse como acusación particular en la causa contra una supuesta agresión homófoba, que habría sucedido en el Metro de la capital catalana.
Colau ha tratado directamente el tema
Ha sido directamente la alcaldesa Colau la que ha dado la noticia y ha explicado que ella misma contactó con el joven presuntamente agredido para ofrecerle el apoyo de los recursos públicos, que pertenecen a todos los barceloneses.
«En Barcelona -ha afirmado la alcaldesa- no cabe ningún acto de agresiones ni de violencia y, en concreto, no aceptaremos ningún acto de homofobia ni atentado contra la diversidad».
Colau debería explicar por qué el Ayuntamiento se persona en este caso específicamente y no contempla hacerlo en las numerosísimas causas que juzgan injusticias y que también constituyen los actos de «agresión y violencia» que ella misma menciona.
La respuesta a esta situación es que el Ayuntamiento de los comunes utiliza el consistorio y los recursos públicos para hacer frente a determinados casos concretos que, por su ideología, ellos deciden que tiene mayor importancia y repercusión. Olvidan así otros casos de violencia que consideran de segundo nivel de importancia.