Empiezo con un aserto en interrogante. ¿Inadvertida cuarta semana? Sin duda inadvertido cuarto tiempo por su fulgurante brevedad en la práctica y no de semana íntegra de siete días. En mi práctica de años en tandas de ejercicios espirituales de cinco días completos, el punto final es la contemplación para alcanzar amor [Puntos 230 a 237]. Como de relleno, a continuación, alguna contemplación más del después de la Resurrección. Esta contemplación para alcanzar amor es un buen final de ejercicios espirituales. Ilustro cada entrega con la oración presente en dicha contemplación. ¿Es éste el final de los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola? http://cristorey.org/wp-content/uploads/doc-ee.pdf
El peregrino Íñigo, como inicio del cuarto tiempo de una semana de duración, establece como primera contemplación la aparición de Nuestro Señor a Nuestra Señora su Madre y Madre nuestra la Virgen María. [Puntos 218 a 229] Señala cuatro ejercicios diarios sin repeticiones y no cinco [Punto 227]. Señala en el [punto 229] una corrección de las 10 adiciones del final de la primera semana [Puntos 73 a 90]. Vale la pena ver una a una cuáles son estas correcciones. Quien nos dirige una tanda de ejercicios lo sabe y ya nos lo indica. Debemos contemplar en este cuarto tiempo o semana, pero sustituyendo las composiciones de lugar en términos de dolor y oscuridad por composiciones de lugar en términos de alegría y gozo.
Llegados a este punto, el Peregrino nos señala tres modos de orar. En primer lugar, sobre los Mandamientos. [Puntos 238 a 243]. En segundo lugar, sobre pecados mortales [Puntos 244-245]. El peregrino dice que son 7. Del mismo modo dice que hay 7 virtudes contrarias a ellos. A continuación, sobre las tres potencias del alma [Punto 246]. Después sobre los cinco sentidos corporales [Puntos 247-248]. Todo esto es el primer modo de orar. Acto seguido desarrolla el segundo modo de orar. Consiste en contemplar la significación de cada palabra de la oración [Puntos 249 a 257].
Es un modo de orar sin prisas deteniéndose el tiempo preciso, sentado, arrodillado o de pie, con los ojos cerrados. Pues se trata de mecerse en la consolación que provoca una determinada palabra de la propia oración, sin prisas para pasar a la siguiente. ¡Se contempla cada palabra de las oraciones básicas! Son el Padre Nuestro, el Ave María, el Credo, el Alma de Cristo y la Salve. Ejercicios espirituales en el tiempo contemplativo de la cuarta semana quiere decir mecerse en cada palabra de cada oración.
Y ahora llega el tercer modo de orar por compás. Quiere decir que en cada respiración una sola palabra de estas oraciones básicas, reparando en la significación de la palabra, o en la persona a quien se reza, o en la propia bajeza. Y entonces se entra de lleno en la contemplación de la cuarta semana. La contemplación de los misterios de la vida de Cristo Nuestro Señor desde el [Punto 261] al [Punto 312]. Desde la Anunciación a la Ascensión, destacando entre paréntesis palabras textuales del Evangelio. Así finaliza la cuarta semana.
En el libro de los ejercicios, el Peregrino expone como final del mismo las reglas de las cuatro semanas. En primer lugar, las 14 reglas de las mociones que en el alma se causan y son más propias de la primera semana o tiempo [Puntos 313 a 327]. Sigue con las 8 reglas de la discreción de espíritus más propias de la segunda semana o tiempo [Puntos 328 a 336]. Añade las 7 reglas para distribuir limosnas [Puntos 327 a 344]. Siguen las 6 notas para vencer escrúpulos y tentaciones. [Puntos 345 a 351]. Finalmente, la relación de las 18 reglas para el sentido verdadero que en la Iglesia militante debemos tener [puntos 352 a 370].
Hasta aquí mi síntesis en 7 escritos. Falta una reflexión final mía a modo de resumen. Es obvio que es muy inviable recluirse durante un mes alejado del mundanal ruido, con alguien que te mantenga y sobre todo con alguien concentrado que te dirija. Tal vez a nivel de almas consagradas de vida contemplativa sea más o menos factible. Una semana entera, cinco días deseables de lunes a viernes, tres días en fin de semana, dos fines de semana consecutivos, desde el 26 de diciembre hasta el 31 de diciembre, los días de la Semana Santa de Jueves Santo a Domingo de Pascua, cinco días o menos en los meses de julio o agosto, son las fórmulas aplicadas. Por poco que sea en días, por incompleto que se ofrezca porque el tiempo no da más de sí, el encierro voluntario para reflexionar meditando y contemplando, siguiendo el esquema que nos legó el peregrino San Ignacio de Loyola, es muy loable.
Te apercibes que es así cuando sales del encierro meditativo contemplativo y regresas a tu hogar. Te fijas, redactando por escrito, antes de salir unos propósitos de reforma de vida. Propósitos que a veces quedan incumplidos o se quedan a medias. Sientes la necesidad de volver en otra ocasión. En este sentido siempre digo que la mejor experiencia ha sido la última. Es decir, me digo a mi mismo que la mejor será la próxima. En apariencia nada ha cambiado. En realidad, se ha producido un cambio sustancial. El cambio de la perseverancia a lo largo de los años en la propia vida, remontando lo que sea preciso en santa autocorrección. Vida que es cambiante como la de todos los mortales. Con situaciones nuevas que uno experimenta. Por tanto, con decisiones a tomar que no siempre son fáciles.
Aunque cueste hay que tomar la decisión de ir a ejercicios. A veces hay que ahorrar dinero previamente. Aunque los precios del alojamiento sean moderados, no siempre le va bien a uno efectuar un gasto. Gasto muy inferior a otros de la vida cotidiana que consideramos prevalentes. Hay personas que lo pasan mal. Se aconseja satisfacer una cantidad superior a la requerida para sufragar los gastos de quién no puede tanto. Se trata de evitar que nadie se quede sin esta experiencia de vida. Se trata de no ser una carga para quienes nos acogen con todo su celo y amor. Si Vd. no ha practicado nunca los ejercicios espirituales, se lo está pensando en repetir, o le pueden más los obstáculos de permisos familiares, laborales y de bolsillo, espero que mis escritos le ayuden a tomar las decisiones que sean más propicias para el excepcional cenáculo de los ejercicios espirituales. ¡Las suyas, sólo las suyas en sus ejercicios espirituales, los suyos!
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Una precisión sobre los puntos 244 y 245: Al contraponer las 7 virtudes capitales a los 7 pecados mortales, se está refiriendo a los 7 pecados capitales de soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. Asimismo a las 7 virtudes capitales contrapuestas de humildad, generosidad, castidad, paciencia, templanza, caridad y diligencia. Yo lo entiendo así.