En la actualidad, las nociones de bien y mal se han diluido en muchas narrativas, incluso en cuentos infantiles y películas. Los mensajes, que antes eran claros, ahora en muchas ocasiones se presentan con ambigüedades, lo que puede generar confusión en los niños.
Educar a los hijos para que distingan entre lo correcto y lo incorrecto es una tarea fundamental, pero que cada vez adquiere más dificultad. Pues la sociedad no acompaña en la responsabilidad colectiva de transmitir valores fundamentales a las generaciones futuras.
El desarrollo emocional y cognitivo del niño es el momento ideal para transmitir estos valores, lo que les permitirá tomar decisiones basadas en principios sólidos a lo largo de su vida.
A continuación, se presentan algunas estrategias prácticas para enseñar a los niños a discernir entre el bien y el mal.
1. Desarrollar la conciencia desde una edad temprana
El Catecismo de la Iglesia Católica describe la conciencia como «la mensajera del que, tanto en el mundo de la naturaleza como en el de la gracia, a través de un velo, nos habla, nos instruye y nos gobierna». Este concepto es fundamental en la educación moral de los niños, ya que les ayuda a desarrollar un sentido interno de lo correcto e incorrecto.
Los estudios científicos señalan que, a los cinco meses, los bebés comienzan a desarrollar una conciencia visual, lo que les permite ver y recordar.
A medida que crecen, esta conciencia se va ampliando, y es el momento ideal para empezar a trabajar en su desarrollo moral.
Actividad práctica: Promueve ejercicios de reflexión simples para que el niño practique decisiones morales. Por ejemplo, simula una situación donde deba compartir un juguete. Discute después cómo se sintió al compartir y por qué esa acción es positiva. Este tipo de dinámicas ayudan al niño a entender cómo sus acciones afectan a los demás y a desarrollar caridad hacía el otro.
2. Inculcar el valor de la empatía
La empatía es esencial para que los niños comprendan el impacto de sus acciones en los demás.
Enseñar a los niños a ponerse en el lugar de otros les permite entender que sus decisiones no solo afectan su bienestar, sino también el de quienes los rodean.
Este enfoque también promueve relaciones más sanas a medida que los niños crecen, ya que aprenden a actuar con bondad y consideración hacia los demás.
Actividad práctica: Lee cuentos donde los personajes tengan que decidir ante situaciones morales. Después de la lectura, discute con el niño las decisiones del personaje y las consecuencias que resultaron de esas acciones. Reflexionar sobre estas historias les ayuda a visualizar la importancia de hacer lo correcto.
3. Aprender de los errores
Es natural que los niños cometan errores mientras crecen, ya que es parte de su aprendizaje. Se pueden aprovechar estos momentos para enseñarles sobre las consecuencias de sus acciones.
Ayúdales a comprender que cada acto tiene una repercusión, buena o mala, y que de sus errores pueden aprender valiosas lecciones.
Actividad práctica: Cuando el niño cometa un error, utiliza un enfoque reflexivo. Por ejemplo, si rompió algo por descuido, pregúntale qué podría haber hecho diferente y explícale cómo sus acciones llevaron a esa consecuencia. Esto les ayudará a ser más conscientes de sus decisiones y a actuar de manera más responsable en el futuro.
4. Fomentar el perdón y la capacidad de pedir disculpas
Perdonar y pedir perdón es crucial para desarrollar la empatía y la capacidad de reconocer los errores propios y ajenos. Enseñar a los niños a aceptar sus fallos y a disculparse cuando hieren a otros es primordial.
Al enseñarles a perdonar, se les ayuda a no guardar rencores y a aprender que todos cometemos errores, pero también estamos llamados a rectificar y hacer el bien. Es muy importante que nosotros también pidamos perder delante de ellos cuando nos equivoquemos.
Actividad práctica: Anima a tu hijo para que pueda practicar pedir perdón o perdonar a otros. Por ejemplo, si un hermano le quitó un juguete de malas maneras, anímale a resolver la situación hablando y expresando cómo se siente. Refuerza el valor de la empatía en estos momentos, destacando la importancia de perdonar.
5. Trata a tu prójimo como a ti mismo
El dicho «trata a los demás como te gustaría ser tratado» es un principio clave y es fundamental para que los niños comprendan la reciprocidad en sus relaciones con los demás. Esta premisa les enseña que el respeto, la caridad y la bondad deben guiar sus interacciones.
Actividad práctica: Explica este concepto con ejemplos claros. Si a tu hijo le gusta que le reconozca que dibuja muy bien, sugiérele que él también puede hacer lo mismo elogiando los dones de los demás. Esto le permitirá ver que sus acciones pueden generar un impacto positivo en quienes lo rodean.
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