“El Capitalismo es incapaz de solucionar problemas sociales que afectan a gran parte de la humanidad, como el hambre, el acceso a unos servicios mínimos de salud y, en general, la enorme desigualdad de condiciones de vida que existe entre un número muy reducido de personas extremadamente ricas y un ingente número de personas pobres o muy pobres”. Lo ha manifestado el Dr Alessandro Mini, abogado y profesor de Doctrina Social de la Iglesia en la Universidad Abat Oliba CEU de Barcelona en una entrevista al diario joven Diario El Prisma.
Para el profesor, “el lucro es el objetivo principal” y “cualquier medio puede llegar a considerarse bueno para el logro de dicho fin”. Con lo que “el mejorar las condiciones de vida del trabajador, el pagarle un sueldo digno, el formarlo, puede verse como gastos innecesarios que provocan una reducción de beneficios para el empresario.” asegura Mini.
“La persona humana” debe ser para Mini “el verdadero fin de la economía” y no un medio de producción más. “El lucro debe estar siempre subordinadoa la persona”, nos confirma. El abogado también nos avisa de que “la economía no es un conjunto de fuerzas ocultas”, detrás de ellas “está el hombre, su inteligencia, sus intenciones y su voluntad”, por lo que, si se cree que hay consideraciones erróneas en el sistema “pueden cambiarse a mejor”, no son inamovibles.
¿Cuándo es justo despedir?
En cuanto al despido, el profesor considera que “debe evitarse”. “Echar a una persona debe ser el último recurso”. Pues “una cosa es que una empresa se encuentre realmente en una situación económica tan grave que no pueda permitirse el mantener en plantilla” y otra que “se considere el despido como un recurso más para mantener el beneficio de la empresa”, defiende Mini.
El Dr Mini constata que algunas veces no hay razones claras para despedir y que se abusa de este recurso “y más cuando el despido es barato” y cuando “se pierde de vista que detrás de cada despido hay una persona”, con una vida, una familia y unas necesidades.
“Obviamente, si la empresa quiebra, todos se irán a la calle"y eso tampoco sería una solución para el profesor, pero “hay que evitarlo cuanto más mejor.”
Además, puede haber muchos casos de abuso por parte del trabajador. Pues, “si un trabajador no va a trabajar, o no cumple con sus obligaciones laborales, no respeta a sus superiores y no hace lo que se le exige” ya no es que el empresario lo despida sino que se puede decir que “el mismo trabajador, con su actitud, se está despidiendo a sí mismo”.
¿Y las empresas?
Para el Dr Mini, las empresas “deberían proporcionar al trabajador los medios y condiciones necesarias para que este pueda desarrollarse y crear un contexto en el que también su familia pueda hacerlo.” No vale con pagarle un sueldo para que pueda comer. El trabajador debe poder permitirse “una vivienda, el formar una familia, el tener y educar a unos hijos e, incluso, el disfrutar de momentos de ocio adecuados a su condición”, atestigua Mini.
El Marxismo no es una alternativa…
El Marxismo tampoco es la panacea para el profesor universitario. “El Marxismo es una ideología reductivista que considera como válida solo parte de la realidad”. No tiene en cuenta que “el hombre es más que materia, tiene espíritu y en la realidad hay cosas como el amor, la inteligencia o la conciencia que, si bien no son ni palpables ni materiales, existen”, constata Mini. Cosas que además “son muy importantes y han determinado más la historia que la lucha económica”, tal y como sostiene la teoría de Marx.
Hay más de dos clases sociales
Otra teoría de esta ideología es la de las clases. Para Mini “habría que preguntarle a Marx de qué clases hablaba, ¿solo de la capitalista y de la obrera? La experiencia nos dice que hay más clases”. Para el profesor: “existen directivos de empresas, profesionales liberales, pequeños propietarios, autónomos… Todas estas personas no pueden adscribirse a ninguna de las dos clases mencionadas por Marx y también son parte importante del sistema”.
Consumismo
Otro mal del sistema económico actual es para el profesor de Doctrina Social de la Iglesia consumismo. Ya que “tal y como nos enseña la Iglesia, la auténtica felicidad no consiste en la mera acumulación de bienes y servicios”, como la publicidad y el márqueting pretenden convencernos. Según Mini, “el hombre tienen necesidades que debe satisfacer a través de algunos bienes y servicios, pero muchas cosas que adquirimos no responden a necesidades reales sino a necesidades ficticias” que el mercado nos crea. “Lo que la Iglesia condena es el consumir por consumir o simplemente por estar siempre a la última”, afirma el abogado.
La lacra de la corrupción
"La corrupción es una lacra que puede dar al traste con un sistema económico. Tanto a pequeña como a gran escala. En algunos países, para ejercer, por ejemplo, una determinada actividad económica, necesitas licencias que solo se conceden si untas al funcionario o político de turno”, afirma el profesor Mini. Porque “estas situaciones son terribles y llegan a forzar a los ciudadanos a sucumbir a chantajes para poder desarrollarse”.
Añadir la gratuidad en la economía capitalista
Para Mini otra clave que nos da la Iglesia y que podría hacer del sistema económico algo mejor es “lo que Benedicto XVI en su encíclica Caritas in Veritate llama el elemento de gratuidad en el mercado”.
“El mercado no da soluciones a estos problemas como la pobreza. Por esto la Doctrina Social hace hincapié en la necesidad de establecer mecanismos regidos por el principio de gratuidad: empresas que no tengan el lucro como finalidad principal o que destinen parte de las ganancias a la ayuda social, etc.”, asegura el profesor Mini.
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