España es uno de los países donde es más fácil ejecutar un divorcio. Desde que hace ya casi 40 años el divorcio fuera legal en España este fenómeno se ha extendido, aumentado y facilitado cada vez más. Algo que entra en conflicto con la promoción de la familia y su establecimiento como base de la sociedad del bienestar.
En España la primera mujer divorciada, tras la aprobación de la Ley del divorcio de 1981 fue Julia Ibars, quien llevaba separada de su esposo 25 años, y que previamente había conseguido la separación por sentencia del tribunal eclesiástico de Santander en abril de 1980.
Julia Ibars se enteraría de su divorcio por la televisión cuando el ministro Francisco Fernández Ordóñez anunció la promulgación de la ley y su aplicación, siendo ella la primera mujer divorciada en España tras regresar la Democracia.
En 2005 se reformó la ley de 1981 para instaurar el divorcio libre y agilizar los trámites de separación y divorcio de los matrimonios. Sectores pro familia, incluyendo a la Iglesia, se opusieron calificando la ley de «divorcio exprés».
Por lo tanto, desde 2005 no es necesario alegar ninguna causa para solicitar la separación o el divorcio; tampoco existe desde entonces el delito de «abandono del hogar», aunque sí persiste la obligación de manutención de los descendientes, otros familiares u otras personas dependientes que deberá recogerse en un convenio regulador
Esta situación ha provocado que el número de divorcios en España se hayan incrementado exponencialmente. La spolíticas antifamiliares han facilitado que el nexo familiar se rompa cuando sufre complicaciones, algo que el relativismo imperante también beneficia.
Dinamarca y sus medidas anti divorcio
Sin embargo, otros países son conscientes de los problemas sociales derivados de una institución familiar débil, favorecida por una ruptura rápida y eficaz en lugar de una eficaz mediación en favor de su sostenimiento.
En ese sentido, Dinamarca ha innovado en las políticas de familia y ha impuesto un curso obligatorio a matrimonios con hijos menores de edad para que puedan obtener la separación legal.
El objetivo es suavizar el divorcio y el acceso a él. Y eso viene después de que Dinamarca, tras tener una de los contextos más fáciles en los que divorciarse haya identificado el problema que eso representaba.
De hecho, desde 2013, las parejas en Dinamarca podían divorciarse por Internet. Un matrimonio mal avenido podía levantarse un día y obtener el certificado de divorcio en una semana a golpe de ratón.
Pero esto ha cambiado desde el pasado 1 de abril. El Ejecutivo, por entonces liderado por una coalición liberal-conservadora aprobó una norma por la que las parejas tanto heterosexuales como del mismo sexo debían superar un curso online que los ayude a rebajar toda esa tensión acumulada tras un periodo de disputas y hastío y esperar al menos tres meses desde la solicitud del divorcio para llevarlo a cabo finalmente.
Esta iniciativa, además, pone a la infancia en el medio y la defiende y huye del individualismo que a veces promueve el divorcio por parte de los integrantes del matrimonio. ¿Aprenderá España a proteger la célula básica de la sociedad como Dinamarca?
3 Comentarios. Dejar nuevo
Dice un refrán : que nadie escarmienta en cabeza ajena, y «para eso los españoles nos pintamos solos»…
Una vez más nuestros gobiernos, contentos y felices, triunfalmente ocupados en la estupidez de lo inmediato, van dejando que nuestra sociedad se desbarate, sin siquiera fijarse en lo que otros países (Dinamarca en este caso) intentan en su propia defensa. ¿Y somos más felices aquí? Será por el sol, o las montañas, no desde luego por nosotros, los bípedos y bípedas implumes que habitamos esta nuestra España …
Bien por Dinamarca sabe dónde centrar las prioridades