En esta película del año 2007, el simpático pequeñajo de 5 años, Christopher, que es evidente que tenía un gran tino para encestar su balón y soñaba con ser jugador profesional del baloncesto, le contó a su padre, Chris, una historia.
Había un náufrago en el océano, se acercó a él un barco y le preguntaron: ¿quiere algo?, ¿necesita ayuda?; pero él contestó: no, le he pedido ayuda a Dios y Él me salvará. Al cabo de un rato, pasó cerca de él otro barco y también se ofrecieron para ayudarle; pero él volvió a contestar que no necesitaba nada, que le había pedido ayuda a Dios y que Dios le salvaría. Después, el náufrago se ahogó y, al llegar al Cielo, le preguntó a Dios: Dios, ¿por qué no me has ayudado, si te lo he pedido? Y Dios le respondió: pero tonto, si fui Yo el que te mandé los dos barcos para que te salvaras.
Era sábado por la noche y vimos en casa el DVD “En busca de la felicidad”. La elegimos porque la crítica dijo que era película entretenida, emotiva y grata de ver. Después fue surgiendo un forum espontáneo. Y, a pesar de la homogeneidad del grupo, era sorprendente ver qué distintas opiniones había sobre la película o algunas secuencias concretas.
Por ejemplo, una señora comentó: me parece sorprendente que, en medio de tanta mala pata del pobre Chris Gardner, el protagonista, no haya ni una referencia a Dios. De inmediato recibió como respuesta: pero, ¿cómo puedes decir eso? ¿No te acuerdas de la historia sobre el barco y el náufrago que el niño le contó a su padre? Ese es, continúo, el mensaje principal de la película: Dios actúa a través del esfuerzo del hombre.
Pensé que sería una desgracia que, con tanto ajetreo, nos ocurra lo mismo y ni nos enteremos del mensaje principal, porque Dios puede estar presentándosenos veladamente y no tengamos tino para descubrirle en las dificultades de nuestra vida, de nuestra familia y de nuestro matrimonio, en nuestro trabajo y también en la brega diaria por defender los valores que son esenciales, cada uno desde su sitio, y poder transmitirlos a la generación siguiente.