“Europa, vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Aviva tus raíces” fué el desgarrador (y profético grito) que San Juan Pablo II, en 1982, pronunció en su visita a Santiago de Compostela.
El próximo 9 de Junio los ciudadanos europeos estamos llamados a las urnas para elegir el Parlamento que regirá los desiginios de la Unión Europea los próximos 5 años, pero, ¿Que le falta a la política Europea?
La Unión Europea es un proyecto de unidad que surgió hace ya más de 60 años como respuesta al horror de la II Guerra Mundial y tras décadas de conflictos internos y guerras en Europa. Y esta unidad tenía un fundamento: La dignidad de la persona y lo que se vinieron a denominar como «derechos humanos».
Pero con el devenir de los años, todas las medidas encaminadas a proteger y salvaguardar la dignidad y la libertad de los cuidadanos europeos se han convertido en fines en si mismo, sobre todo las económicas, creando una superestructura burocrática que ha olvidado el fundamento de su existencia.
Y con la llegada del sistema de partidos políticos y parlamentario a Europa, se ha convertido en un mercado en el que todo se compra y se vende, incluida la dignidad del ser humano.
Ante las presiones de organismos internacionales como la ONU a través de la Agenda 2030 para implantar aberraciones legislativas como los mal llamados «derechos sexuales y reproductivos» o el mal llamado «derecho a una muerte digna», el aborto y la eutanasia se han abierto camino en mucho paises, incluyendo desgraciadamente a España en una posición «privilegiada».
A nivel económico, los paises más industrializados, como Alemania o Francia, han acabado creando un gran mercado para sus industrias, genrando una «periferia» de paises orientados a los servicios y a que los ciudadanos del norte de europa puedan viajar y hacer turismo. Una máquina de generar dinero que olvida, de nuevo, que no es lo mismo «bienestar» que «bien común».
Debemos ser capaces de influir en el Parlamento Europeo, bien desde opciones directamente cristianas como las representadas en Movimiento Político Cristiano Europeo ECPM, tras las próximas elecciones que tan importantes deberían ser para nosotros y que no valoramos en lo que afecta a esta cuestión o bien a través de Think Tank´s como Sallux, a nivel Europeo, o NEOS y La Corriente social cristiana, en España.
A partir del concepto de dignidad humana es importante desplegar esta influencia de manera tan efectiva que se eviten directivas con contenido deshumanizante (aborto, eutanasia), que el Parlamento Europeo ya debate y promueve con absoluta normalidad, tras la incorporación del aborto, por ejemplo, a la Constitución Francesa.
Y en la promoción de la dignidad humana juega un papel importante la defensa de los Derechos Humanos, que no son derechos otorgados sino reconocidos. Es decir, que nadie nos los tiene que dar, sino que los poseemos por el hecho de haber sido concebidos.
El ser humano no es un objeto mercantilizable y por el hecho de nacer es portador de derechos inalienables e inviolables que se sintetizan en el concepto de dignidad humana. En consecuencia, la dignidad humana es intangible, por lo que respetarla y protegerla es obligación de todo poder público.
No hay libertad sin dignidad, y una vida digna necesita de unas condiciones para ser vivida y ejercitar la libertad, lo que significa que la libertad jurídica no tiene valor alguno sin la posibilidad fáctica de poder elegir.
Esto significa volver a las raices de Europa, ni más ni menos; situar, de nuevo, la dignidad de las personas en el centro de las políticas europas y para ello es fundamental que los cristianos nos tomemos muy en serio a quien concedemos nuestro voto.
Daniel Fernández Venegas