A pesar de las alarmantes cifras, el Gobierno de Pedro Sánchez continúa sin establecer un Plan Nacional para abordar la problemática del suicidio, una preocupante tendencia que se ha consolidado en España y en gran parte del mundo. En el Día para la Prevención del suicidio hay que repasar las cifras, que revelan que el suicidio es una «lacra» que va en aumento, y muchos expertos creen que es el resultado de una sociedad que se ha alejado de sus valores y raíces cristianas.
El ministro José Miñones, en el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, elogió la eficacia del 024, un servicio telefónico de atención a la conducta suicida que ha atendido más de 151 mil llamadas en su primer año. Sin embargo, pasó por alto la ausencia de un plan nacional contra el suicidio, recomendado desde 2005 por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta falta de atención ha sido lamentada durante años por sociedades científicas, asociaciones de pacientes, sindicatos y profesionales.
Aunque la Estrategia Nacional de Salud Mental ha sido actualizada por el actual Gobierno, la misma apenas dedica cuatro páginas de un documento de 168 a la prevención específica del suicidio. Además, muchos profesionales de la salud argumentan que las medidas preventivas no se están implementando con la rapidez necesaria.
El psicólogo clínico Miguel Guerrero Díaz, especialista en prevención del suicidio, señaló en Diario Médico la importancia de concienciar sobre el impacto y magnitud de las cifras en España. Los datos más recientes muestran que el suicidio ha aumentado un 2,3% con respecto al año anterior, con un total de 4.097 fallecidos. Algo que hay que enlazar con el hecho de que este Gobierno sea el que ha legalizado la eutanasia y que sea el constructor de una cultura de la muerte.
Contrastando con otros problemas nacionales como los accidentes de tráfico, que registraron 1.790 muertes en 2022, queda claro que el suicidio requiere una atención urgente. Guerrero Díaz destacó que, aunque no se puede predecir el suicidio, sí se puede prevenir.
La sociedad civil y expertos exigen acciones inmediatas y coordinadas para enfrentar este grave problema. Es imperativo que España establezca un protocolo de prevención nacional y fortalezca los servicios de salud mental, retomando la compasión y los valores que históricamente han guiado a la sociedad.
Estos datos reflejan la gravedad del problema del suicidio en España, poniendo de manifiesto la falta de acción por parte del Gobierno actual y el alejamiento de España de sus valores cristianos que protegen a las personas.