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Desplome preocupante de la salud mental de las mujeres jóvenes

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La salud mental de las mujeres jóvenes en Estados Unidos ha experimentado un deterioro significativo en los últimos años, una tendencia que se refleja en los datos proporcionados por Gallup.

Según el informe, el porcentaje de mujeres de entre 18 y 29 años que califican su salud mental como «excelente» ha caído de un 29% en 2020 a un alarmante 15% en 2024.

Esta disminución no solo es notable, sino también preocupante, ya que refleja una tendencia que afecta particularmente a este grupo de edad en comparación con otros segmentos de la población.

Un descenso profundo en la salud mental de las mujeres jóvenes

Entre 2010 y 2014, el porcentaje de mujeres jóvenes que consideraban su salud mental como excelente alcanzó un máximo histórico del 48%. Sin embargo, para el periodo de 2020-2024, esta cifra se desplomó en 33 puntos porcentuales, ubicándose en tan solo el 15%.

Este cambio radical no solo es indicativo de una crisis de salud mental, sino también de un cambio generacional preocupante en la percepción de bienestar entre las mujeres jóvenes.

La caída en las cifras de salud mental «excelente» entre las mujeres jóvenes es aún más dramática si se compara con sus contrapartes masculinas. Gallup reporta que, aunque también hubo una disminución notable entre los hombres de la misma franja etaria, esta fue de 20 puntos porcentuales, pasando del 53% entre 2010 y 2014 al 33% entre 2020 y 2024.

Aunque ambos géneros han sufrido una caída, el descenso en las mujeres jóvenes ha sido más pronunciado, lo que pone de manifiesto una crisis de salud mental especialmente grave para ellas.

Factores detrás de este desplome

El informe de Gallup sugiere que gran parte de esta disminución en la salud mental ha ocurrido en los últimos cinco años, un período marcado por la pandemia de COVID-19.

A partir de 2020, la crisis sanitaria global desató una serie de efectos negativos en la salud mental de muchas personas, especialmente en grupos vulnerables como las mujeres jóvenes. La pandemia no solo alteró las rutinas diarias y las interacciones sociales, sino que también aumentó el estrés económico, la incertidumbre y las preocupaciones sobre el futuro, factores que contribuyeron al empeoramiento del bienestar psicológico.

La soledad, el aislamiento y las preocupaciones sobre la salud y el empleo también fueron factores críticos que afectaron a las mujeres jóvenes de manera desproporcionada durante la pandemia. Las mujeres, especialmente aquellas en grupos vulnerables como las que tienen responsabilidades de cuidado o aquellas que enfrentan dificultades económicas, se vieron más afectadas por estos desafíos.

La presión por equilibrar el trabajo, la educación y las tareas domésticas exacerbó aún más los problemas de salud mental, creando un caldo de cultivo para el aumento de la ansiedad, la depresión y otros trastornos psicológicos.

Este deterioro de la salud mental no se limita solo a las mujeres jóvenes. Las mujeres de 30 a 49 años también han reportado un descenso en la percepción de su salud mental, aunque en menor medida que el grupo más joven.

Entre 2010 y 2024, el porcentaje de mujeres en este rango de edad que calificaron su salud mental como excelente disminuyó en 18 puntos porcentuales. En comparación, las mujeres de 50 años o más experimentaron una disminución mucho más leve, de tan solo siete puntos porcentuales en el mismo período.

Otros factores influyentes

El informe también señala que los factores religiosos y políticos han jugado un papel importante en la percepción de la salud mental.

Por ejemplo, los protestantes y los católicos son más propensos que aquellos sin afiliación religiosa a calificar su salud mental como excelente.

Otro punto importante que resalta Gallup es el vínculo entre la salud mental y la salud física.

Mientras que la salud mental de las mujeres jóvenes se ha deteriorado, la salud física también ha mostrado signos de empeoramiento, con un aumento en la obesidad y una disminución en los hábitos alimenticios saludables entre 2019 y 2023.

Esto sugiere que los factores físicos y psicológicos están entrelazados, lo que hace aún más urgente la necesidad de abordar la salud mental de manera integral.

El desplome en la percepción de la salud mental de este grupo no solo refleja el impacto de la pandemia, sino también una serie de factores estructurales y sociales que afectan de manera desproporcionada a las mujeres jóvenes.

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