Este verano no han faltado casos, pero la cosa viene ya de lejos: hay que aparecer desnudos para llamar la atención: actores, actrices, futbolistas, modelos, políticos, presentadores, bomberos, cantantes, activistas, famosillos… todos se apuntan a la moda.
Pero lo más grave del asunto es que lo consiguen. No hay periódico de gran tirada o cadena de televisión que no recoja el asunto como noticiable: “Fulanita incendia las redes con un topless”, “La foto de menganito desnudo se hace viral”… Incluso en los medios más serios o aquellos que dicen defender los valores tradicionales. Parece que el poder hipnótico del desnudo tiene un alcance irrefrenable.
Da igual que sea un desnudo para vender colonias o para reclamar la dignidad de la mujer (cosa sorprendente utilizando tales medios), para conseguir seguidores o simplemente para provocar o incluso por una buena causa, en todos los casos la primera plana de nuestros aturdidos medios de comunicación está conseguida.
Es difícil discernir si la causa de esta reciente moda está en el auge de los exhibicionistas (los que se desnudan), en la voraz atención de los exhibidores (los medios) o en la lujuria de los espectadores. Seguramente un poco en todas partes.
El desnudo ha sido desde siempre un signo ambivalente, en ocasiones puede significar pobreza, humillación, miseria (vestir al desnudo), en otras puede significar pureza y belleza, destacando la perfección del cuerpo humano ausente de añadidos (visión artística del desnudo). Pero en los casos que nos ocupan, de forma generalizada, no son pobres que no tienen qué vestir, ni están posando para una obra de arte, se busca la mera provocación sexual que es lo que llama la atención, por eso debemos verlo como un claro caso de exhibicionismo.
La aceptación social del exhibicionismo y su promoción en los medios de comunicación es lo realmente novedoso y lo peligroso, porque en un mundo donde la atención es un recurso escaso podemos llegar al extremo de acabar todos desnudándonos para llamar la atención unos de otros y que nos hagan caso. Quizá el problema de fondo sea ese, que nadie hace caso a nadie. Pero el problema seguirá estando ahí, porque si alguien se desnuda para llamar la atención, le van a mirar mucho, saldrá en la tele o en Instagram, pero como persona humana no va a conseguir que le hagan mucho caso.