Como en todo el mundo, en Francia los meses de confinamiento comportaron un descenso de la criminalidad común. La puesta en pausa de los grandes movimientos sociales típicos de este país, cada vez más marcados por las violencias, también ayudó a evitar nuevos episodios de disturbios urbanos.
Sin embargo, el desconfinamiento y la llegada del verano han puesto fin a esta tendencia. Desde el mes de junio, Francia vive una avalancha de inquietantes episodios de violencia gratuita.
Podemos citar algunos ejemplos
En París, el 2 de julio, dos coches de policía son atacados por una cincuentena de jóvenes pero consiguen salir de la emboscada que les habían parado. En Nantes, el 3 de julio, un padre de familia que pide silencio durante las horas de reposo nocturno es apuñalado y muere horas después. Un día después, una joven gendarme de 25 años muere atropellada por un conductor que rechaza un control policial.
El 5 de julio, en Bayona, un conductor de autobús es brutalmente agredido por un grupo de jóvenes a los que les había pedido que se pusieran la mascarilla. El conductor, padre de familia, murió 5 días después por las heridas causadas. Unos días antes, un inmigrante que había recibido orden de salir del territorio francés apuñala a un policía en Burdeos y horas después fue dejado en libertad por la justicia.
En Versalles, el 9 de julio, dos bandas se enfrentan con barras de hierro después de un partido de fútbol, y los servicios de urgencias atienden a varios heridos. El día 10, en el Parque Asterix cerca de París, un empleado es hospitalizado tras pedir calma a dos grupos de jóvenes que se enfrentan en la cola de una atracción. El 11 de julio, en Burdeos, un peatón que pide civismo a unos hombres que orinan en la calle es apuñalado. La lista es mucho más larga.
Ante esta ola de violencias, el gobierno francés de Emmanuel Macron ha sido acusado de laxismo. En un polémico discurso, el 20 de julio Macron prometió «tolerancia cero» ante «el incivismo». Le cayó enseguida una lluvia de críticas para recordarle que asesinar a un conductor de autobús que quería aplicar las medidas sanitarias es algo más que «incivismo».
Sólo unas semanas antes, Macron se deshacía de su ministro de interior, Christophe Castaner, acusado repetidamente de laxismo, incapacidad y abandono de las policías. Castaner llegó a afirmar textualmente que «la emoción» causada por el movimiento Black Lives Matter «sobrepasa las reglas jurídicas» y que por tanto las manifestaciones contra la policía organizadas en Francia a principios de junio se tolerarían – a pesar de su prohibición estricta por la Covid-19.
El 6 de junio Macron nombra a Gérald Darmarin, un político proveniente de la derecha, como nuevo ministro del interior. Darmarin desde entonces ha prometido un apoyo firme a los cuerpos policiales y el fin del laxismo.
Políticos y personalidades de derechas también se han movilizado para exigir al gobierno central más firmeza ante el «asalvajamiento» de una parte de la sociedad.
Para la presidenta de la región de Îlle de France (París y sus suburbios), la conservadora Valérie Pécresse, «la República está amenazada» por «nuevos bárbaros que no respetan nada, ni la autoridad, ni la ley ni las instituciones. Y esto empieza cada vez a una edad más temprana», observa, haciendo referencia a la participación creciente de menores de edad en actos de violencia gratuita. «El miedo ha de cambiar de bando», concluye.
Pero el auge de estos nuevos bárbaros es una tendencia que precede al confinamiento.
Según las cifras oficiales del año 2019, ha habido un incremento interanual del 8% de los casos de agresiones físicas voluntarias, lo que ya sitúa a Francia como el segundo país más violento de la Unión Europea. Francia también es el país donde el incremento de la delincuencia es más fuerte.
Otro dato: por una población inferior, Francia tiene un 66% más de casos de homicidio que Alemania y un 48% más que el Reino Unido. De hecho, mientras que las estadísticas de criminalidad mejoran en toda Europa, en Francia empeoran.
Por una población inferior, Francia tiene un 66% más de casos de homicidio que Alemania y un 48% más que el Reino Unido Share on X