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Veterano del ejército británico condenado por rezar en silencio cerca de un abortorio

Libertades

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En un reciente y perturbador episodio, Adam Smith-Connor, un veterano del ejército británico, ha sido condenado.  Un acto que representa una profunda violación de los derechos fundamentales de libertad religiosa y de conciencia.

declarado culpable de violar una «zona de amortiguamiento» alrededor de una clínica de abortos, simplemente por rezar en silencio, recordando a su hijo Jacob, quien fue abortado hace más de dos décadas.

Esta situación pone en tela de juicio no solo la libertad de expresión, sino también la posibilidad de que los creyentes puedan manifestar su fe en espacios públicos sin ser criminalizados.

El incidente ocurrido el 14 de noviembre de 2022, en Bournemouth, Dorset, ha dejado una huella imborrable. Smith-Connor, actualmente fisioterapeuta, fue arrestado tras orar pacíficamente, sin interactuar con nadie, por el alma de su hijo fallecido.

Se encontraba de espaldas al abortorio de la organización British Pregnancy Advisory Service. Sin embargo, la oración en silencio no fue tolerada por las autoridades, quienes lo interrogaron sobre la «naturaleza de su oración» y lo acusaron de violar la Orden de Protección de Espacios Públicos (PSPO), una medida que prohíbe cualquier tipo de protesta o testimonio provida en las inmediaciones de los centros de abortos.

Esta condena y su libertad condicional de dos años, acompañada de una ingente multa es un golpe no solo para Smith-Connor, sino para la defdensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural.

La oración silenciosa: ¿un crimen en Gran Bretaña?

Es muy inquietante que en una sociedad democrática como la británica, rezar en silencio pueda ser motivo de arresto. La condena de Adam Smith-Connor ha levantado preocupaciones serias entre los defensores de los derechos humanos, no solo por el aspecto religioso, sino por el mensaje  que transmite:

Si la oración silenciosa, un acto profundamente personal, se considera una amenaza, ¿Qué será lo siguiente?

Isabel Vaughan-Spruce, otra ciudadana británica arrestada previamente por rezar en silencio, expresó su «inmensa preocupación» por el caso de Smith-Connor, considerando que esto marca una peligrosa tendencia hacia una «policía del pensamiento». «La oración nunca debería ser criminalizada», afirmó, y su declaración es un recordatorio contundente de que la fe y la razón son inseparables en la búsqueda del bien común. La oración, en cualquier contexto, no es una amenaza, sino una fuente de paz, compasión y fortaleza espiritual. Su criminalización constituye un ataque directo a la libertad religiosa y a la dignidad humana.

La defensa de la vida: un compromiso inquebrantable

Para los católicos, la defensa de la vida es un mandato irrenunciable, que se fundamenta en el valor intrínseco de cada ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios. La Iglesia Católica ha sido clara en su postura: el aborto es un mal intrínseco, que no puede justificarse bajo ninguna circunstancia. Frente a este contexto, los actos como los de Smith-Connor, que rezaba por su hijo Jacob y por las almas de aquellos afectados por el aborto, no pueden considerarse actos de odio o de interferencia, sino expresiones de amor y arrepentimiento, y una súplica por la misericordia divina.

La libertad de rezar, ya sea en privado o en público, es un derecho inalienable, protegido por los principios de libertad religiosa en cualquier sociedad verdaderamente libre. Sin embargo, la implementación de zonas de amortiguamiento, como la que restringe los actos provida en Bournemouth, destaca la limitación que las autoridades están imponiendo a esta libertad.

Si rezar en silencio fuera de una clínica de abortos es un delito, estamos presenciando un alarmante ataque de los derechos fundamentales.

El testimonio de fe y la lucha por la justicia

Este caso también resalta una realidad más amplia: la creciente hostilidad hacia las creencias religiosas en el ámbito público. El hecho de que Smith-Connor fuera arrestado por un acto tan íntimo es intolerable. «La oración, lejos de ser una forma de protesta violenta, es una expresión pacífica del alma, una búsqueda de comunión con Dios». Por lo tanto, criminalizarla, especialmente en relación con una cuestión tan sensible como el aborto, solo agrava las divisiones.

Si permitimos que la libertad de rezar sea restringida, ¿qué otros derechos fundamentales se verán comprometidos en el futuro?

El derecho a rezar, a manifestar públicamente la fe y a defender la vida no son derechos que deban negociarse, sino principios esenciales para una sociedad verdaderamente libre y justa.

El derecho a rezar, a manifestar públicamente la fe y a defender la vida no son derechos que deban negociarse, sino principios esenciales para una sociedad verdaderamente libre y justa. Share on X

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1 Comentario. Dejar nuevo

  • “la oración en silencio no fue tolerada por las autoridades, quienes lo interrogaron sobre la «naturaleza de su oración»

    No entiendo este acoso. Las autoridades no tienen atribución alguna para inquirir sobre la vida interior de una persona. Adam podría haberse negado a responder. Y no solo eso, podría haberles denunciado por violación de su intimidad.
    La sentencia, además de injusta, atenta contra derechos fundamentales. Pero no hay que extrañarse. De una sociedad que legaliza y protege el asesinato de inocentes en centros de exterminio hay que esperar cualquier cosa.

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