No es ningún secreto que en muchas encuestas las preguntas están formuladas en base a tener respuesta pagada. Ya se sabe de antemano cómo responderá la inmensa mayoría de los encuestados. Si un medio de comunicación o una web hace una encuesta entre sus suscriptores formulará las preguntas de forma que salga ampliamente reforzada la tendencia propuesta, la del medio en cuestión. Si, por ejemplo, en Cataluña, dicha publicación es independentista, el resultado de la encuesta dará una amplísima mayoría de este signo, porque por ello mismo los lectores se suscribieron a ella. En sentido inverso, pero con idéntica desviación, ocurrirá si la publicación es constitucionalista.
Dichas encuestas no hacen más que ratificar a los promotores en su línea de pensamiento
Dichas encuestas no hacen más que ratificar a los promotores en su línea de pensamiento. Aunque alguien intenta en ocasiones colarlas como tendencia general para influir en la política o la opinión pública, nadie serio extrapolaría sus resultados como plasmación del criterio global del tejido social. En consecuencia, mientras se queden en su pequeño nicho, dichas encuestas no pasan de un cierto divertimento y son poco relevantes por ser escasa la credibilidad.
En otros casos de sondeos mucho más amplios, sin embargo, sí hay una intencionalidad de los promotores en aras de sus intereses, aunque pasen por asépticas.
Hace pocos días, una pregunta de una encuesta general realizada en toda España por un organismo gubernamental planteaba al encuestado si era favorable a la ilegalización de los partidos y grupos que están contra los Derechos Humanos. Como puede suponerse, ante tal formulación un porcentaje elevado se mostraron a favor de ilegalizarlos.
Aunque no se citaba ningún partido, era obvia la dirección en que iba el conjunto del sondeo: Vox. Ir allanando el camino para ilegalizarlo, acusándolo de violar los Derechos Humanos. No formulo valoración de este partido. En todo caso que salgan en su defensa sus afiliados o votantes, pero conociendo a muchos militantes de unos y otros partidos y sus formas de actuar considero que aquel es mucho más moderado que, por ejemplo, la CUP (Candidaturas de Unidad Popular), y no digamos, núcleos filoetarras como Bildu, ambos socios de investidura, de muchas leyes, y más o menos próximos al Gobierno de Pedro Sánchez, que no parece planteen ilegalizar.
Se habla de manera habitual de ultraderecha, pero no se hace referencia ni se aplican los mismos baremos a la ultraizquierda, como si Podemos, por ejemplo, fuera una formación moderada.
Pero más allá del aspecto político concreto y coyuntural hay en este tema, algo mucho más de fondo. ¿Quién decide cuáles son los Derechos Humanos? Hoy no basta con referirse a la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, porque algunos se han atribuido derechos allí no incluidos, aunque asimilándolos a ellos.
Puede darse en diversos ámbitos, pero en esta sociedad en que detentan el poder los seguidores de la ideología de género, los feminismos radicales, los LGTBI+, los trans, cualquiera que exprese opiniones contrarias a algún aspecto de su actuación es acusado de violar los Derechos Humanos.
Conozco unas cuantas personas a quienes ello les ha ocurrido por decir, por ejemplo, que consideran que solo es un verdadero matrimonio el de un hombre con una mujer, o manifestarse en contra de los vientres de alquiler o de la adopción de niños por parejas homosexuales. Sus nombres han volado por las redes o la prensa como agresores y contrarios a los Derechos Humanos.
Pero, además, hasta algunos parlamentos nacionales e internacionales han reconocido como derecho algo tan monstruoso como el aborto. En este supuesto, por tanto, quienes consideramos tal práctica la mayor violación de la persona porque es quitarle la vida, estamos claramente acusados de violar los Derechos Humanos.
Hacerse Derechos Humanos a medida permite acusar y estigmatizar a quien discrepe
Hacerse Derechos Humanos a medida permite acusar y estigmatizar a quien discrepe. Cierto que también tenemos nuestra defensa: si consideramos el aborto un asesinato, una violación de tales derechos, como la mayor parte de partidos lo aprueban y apoyan deben ser ilegalizados por atentar contra ellos.
Quienes consideramos tal práctica la mayor violación de la persona porque es quitarle la vida, estamos claramente acusados de violar los Derechos Humanos Share on X