La liturgia católica ha incorporado a lo largo de su historia los nuevos elementos narrativos y tecnológicos que los avances ponían a su alcance.
La pintura, la arquitectura, las vitrinas y rosetones de luz, la música, la poesía, todas estas disciplinas fueron en un momento novedosas y todas ellas ayudaron a ensalzar y hacer más efectivo el mensaje crístico.
En ese sentido, en la actualidad nos encontramos ante un momento disruptivo que está proponiendo inmensas nuevas posibilidades narrativas y tecnológicas, y la pregunta es inevitable: ¿se ha de plantear la liturgia católica el uso de las nuevas tecnologías?
La historia, la Iglesia y las innovaciones
En la Edad Media y posteriormente el Renacimiento, cuando una persona iba a misa a una Iglesia románica y veía ese espacio de luz, colores y ornamentos, admiraba lo que no podía ver en el resto de lugares de su entorno.
La misma línea siguió el Barroco y en extremo el Rococó. Es decir, en cada momento, la tecnología se ha llevado al límite para aprovecharlo en el ambiente de la liturgia católica, de sus eventos. No era normal ver la pintura en colores en el ambiente medieval, era en la Iglesia donde se desarrollaba este tipo de cuestiones, ni si quiera era común en las zonas nobles de los castillos.
La liturgia católica se ha caracterizado por utilizar los elementos que hacían su mensaje más efectivo y de incorporar los nuevos elementos que en su momento fueron innovadores.
¿Qué tipos de tecnología podría incorporarse en la liturgia católica?
Realidad inmersiva, realidad virtual, realidad aumentada, video mapping… sin duda alguna la revolución digital ofrece a los narradores un número enorme de nuevas modalidades de explicar.
¿Qué pasaría si en el ambiente de la iglesia va cambiando en cada fase de la misa y llega el momento de la consagración y se produce una apoteosis visual que acompañe la revelación sagrada?
Esos elementos no son nuevos en la Iglesia: las campanas, por ejemplo, fueron elementos tecnológicos disruptivos que en su momento que acompañaron a la liturgia.
¿Debe la liturgia católica incorporar las nuevas posibilidades visuales? Las posibilidades están al alcance de la mano.
