El presidente de e-Cristians, Josep Miró i Ardèvol, sostiene que la crisis que vive la sociedad, sus múltiples crisis, constituyen una oportunidad para el cristianismo, a condición de que salga de sus reductos y se haga presente, como cristianos, en la vida pública, que definan proyectos e iniciativas para el conjunto de la sociedad a partir del pensamiento social de la iglesia, la concepción social Cristiana.
Carta semanal de Josep Miró i Ardèvol: Crisis de sociedad, oportunidad cristiana
Vivimos una crisis de sociedad y de sus instituciones, una crisis de la cultura hegemónica. Impera un gran desconcierto moral porque existe una gran dificultad colectiva para identificar el bien, lo justo, y diferenciar lo necesario de lo superfluo. El resultado es la anomia: una sociedad que nos plantea una serie de exigencias sin aportarnos los medios necesarios para lograrlas.
La causa principal de la crisis de sociedad nace de la cultura de la desvinculación que impera. Desvinculación de las fuentes, de toda tradición, norma, deber, compromiso, comunidad, que se oponga a la satisfacción del deseo de posesión, la concupiscencia, como único camino para la realización personal. Es la crisis del triunfo agobiante de la vulneración radical del noveno y décimo mandamiento del Decálogo, convertida en norma de vida y cultura hegemónica. La crisis de sociedad es también consecuencia de la ruptura con la ley natural.
En estas condiciones, ¿cómo no va a estar en crisis la verdad? Se han olvidado, ya no entienden (y el gran riesgo es que a los cristianos nos suceda lo mismo) que el fin de la libertad no es el multiplicar las opciones con independencia de su calidad, sino permitir acercarnos y reconocer lo verdadero.
Vivimos una crisis de la identidad del ser persona; de la forjada por el cristianismo a causa de la descristianización, la del trabajo destruido por el precariado y el deterioro del ascensor social, y de la antropología del ser humano, ocasionada por la ideología de género. Demasiadas personas, muchos jóvenes ya no tienen nada claro qué significa ser hombre y ser mujer y cuál es la vida buena realizada.
Ante la dramática situación que vivimos hay que proclamar la esperanza. No es un optimismo humano, sino la virtud de la esperanza que proviene de Dios. La respuesta empieza en su busca y en la vida orientada hacia Él, siguiendo el camino, la verdad y la vida de Jesucristo. A partir de esta prioridad brotan todas las demás.
Los cristianos hemos de ser decisivos en la construcción de la alternativa transformadora de la sociedad del malestar y de la desvinculación en la que vivimos, para ganar la comunidad basada en la verdad y las virtudes, el amor, el compromiso y el deber, la acogida, la celebración y la fiesta. Capaz de construir la sociedad del bienestar que se expresa sobre todo en el valor radical de toda vida humana, la familia y las comunidades de memoria, vida y proyecto, una sociedad en la que todo el mundo que lo quiera pueda realizarse en “una vida tranquila y serena”.
El proyecto de e-Cristians para este tipo de crisis aporta la respuesta necesaria como organización de encuentro para impulsar la concepción cristiana y a los cristianos en la vida pública.
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