Corea del Sur, con su panorama demográfico envejecido y su alarmante índice de soledad, ejemplifica con crudeza la esencialidad de las relaciones interpersonales. Pero, ¿Cuál es la verdadera relevancia de la interacción humana?, ¿Cuál es el peso real de la correspondencia humana frente a las seductoras alternativas tecnológicas?
La soledad entre los ancianos
La soledad entre los ancianos se convierte en un problema creciente: el 21.8% de las personas mayores de 65 años en Corea del Sur viven solas. Esto ha dado lugar a un aumento de las «muertes solitarias». Ante esta situación, empresas como Hyodol han desarrollado soluciones tecnológicas para abordar el problema de la soledad entre los ancianos.
La marca presume de cómo la inteligencia artificial puede ofrecer apoyo a los ancianos. Hyodolh ha creado muñecos robóticos equipados con inteligencia artificial, diseñados para brindar compañía y sustento emocional a las personas mayores. Estos dispositivos pueden mantener conversaciones, contar chistes, cantar canciones e incluso recordar momentos especiales.
En un esfuerzo por abordar el problema de la soledad entre los ancianos, el gobierno surcoreano ha adquirido miles de estos muñecos robóticos y los ha distribuido entre la población anciana.
Por otro lado, empresas como Naver han desarrollado CLOVA CareCall, un servicio de atención telefónica basado en inteligencia artificial para comunicarse con ancianos. Fue creado durante la pandemia y ahora se utiliza entre los coreanos para brindar asistencia a los mayores y prevenir muertes solitarias.
Emular la interacción humana
El surgimiento de artefactos robóticos y sistemas de inteligencia artificial con la premisa de mitigar la soledad en la tercera edad ostentan eficacia pero en realidad esconden una falaz panacea. Pues, en el seno de esta cuestión, subyace una verdad ineludible: ningún avance tecnológico jamás podrá emular la profundidad, la riqueza emocional y la complejidad inherente a la interacción humana.
Es indudable que a día de hoy, debido al individualismo y la conveniencia, la tecnología se posiciona como una alternativa tentadora para llenar vacíos relacionales. Sin embargo, nos vemos obligados a interrogarnos: ¿es acaso la comodidad tecnológica un sustituto legítimo para la genuina conexión humana? La respuesta se revela como un rotundo no. Pues, aunque la tecnología pueda facilitar la comunicación, carece de la esencia misma que define las relaciones humanas: carece de verdadero afecto.
Lazos humanos
Nos hallamos, por tanto, frente a un dilema antropológico muy severo. La soledad, es una problemática real y urgente en la sociedad contemporánea. Sin embargo, la solución no radica en la creación de sucedáneos artificiales de compañía, sino en el fortalecimiento y la revitalización de los lazos humanos que nutren nuestra existencia.
En este sentido, es necesario adoptar un modo de vida que priorice la preservación y la promoción de las relaciones humanas en todos sus matices y formas. Desde la interacción familiar hasta las conexiones comunitarias, debemos cultivar un entorno propicio para fomentar vínculos auténticos y significativos. Solo así podremos hallar el verdadero sustento emocional que el hombre desea.
Ejemplo de ello son las cadenas de supermercados Jumbo en los Países Bajos. Estos supermercados ofrecen cajas lentas para fomentar la conversación, especialmente entre personas mayores, combatiendo así la soledad.
Compañeros artificiales
Los robots y la inteligencia artificial pueden ser útiles como herramientas complementarias en ciertos aspectos de la vida cotidiana, pero nunca deben ser vistos como un reemplazo de las relaciones humanas. La soledad y el aislamiento social son problemas reales que sufren muchas personas en la sociedad actual, pero la respuesta no radica en la creación de compañeros artificiales.
El deseo de amar y ser amado es innato en todos nosotros, en cualquier etapa de la vida. No podemos subestimar el poder transformador de una sonrisa, un abrazo o una conversación genuina.
Nada es tan específico de nuestra naturaleza –afirma san Basilio– como el entrar en relación unos con otros, el tener necesidad unos de otros
Enfrentar los problemas sociales implica más que simplemente buscar soluciones rápidas y superficiales. De nada sirven las respuestas fáciles que pasan por alto la esencia misma de la humanidad. El amor y la reciprocidad emocional son experiencias intrínsecamente humanas que no pueden ser replicadas por máquinas. Reconocer esta realidad es el primer paso para abordar nuestros problemas sociales desde una mirada más auténtica y compasiva, reconstruyendo el afecto humano que constituye la base de nuestra existencia.
Vínculos basados en la caridad
Es fundamental que la sociedad se comprometa a fortalecer y fomentar las relaciones humanas a todos los niveles. Desde el seno familiar hasta las comunidades locales y más allá. Corresponde a todos valorar y cultivar la conexión humana. En lugar de apartarnos unos de otros en favor de la tecnología, debemos esforzarnos por construir vínculos significativos basados en la caridad.
“Los cristianos estamos llamados con mayor razón, a manifestar esa comunión que define nuestra identidad de creyentes. Efectivamente, la fe misma es una relación, un encuentro; y mediante el impulso del amor de Dios podemos comunicar, acoger, comprender y corresponder al don del otro” (papa Francisco)
El deseo de amar y ser amado es innato en todos nosotros, en cualquier etapa de la vida. Share on X
1 Comentario. Dejar nuevo
Pronto estas soluciones tecnológicas de robots las tendremos en España, no tengo la menor duda. Buen artículo, da que pensar…