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La contradicción del Gobierno con la inmigración

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En tiempos en que Lesbos se ha convertido en un campo de concentración indecente se buscan gobiernos honestos que aborden el problema de la inmigración con clarividencia y altura política.

No es el caso del Gobierno de España, que un día anuncia por la mañana que facilitará el permiso de trabajo a los menores migrantes, y por la tarde endurece las condiciones para dar la residencia a esos mismos miles de jóvenes que los medios de comunicación han dado por llamar «menas».

La cara del Gobierno

Así es, Moncloa anunciaba en los medios de comunicación el 7 de marzo que buscaría vías para tratar de mejorar la situación de estos jóvenes que comprenden edades entre 16 y 17 años.

Y anunciaba la Secretaría de Estado de Migraciones que tratarían de abordar esas mejoras facilitando a las delegaciones del Gobierno central la instrucción de que faciliten a los jóvenes migrantes que arriban solos e indefensos a España una autorización para poder trabajar.

Este lunes se mandó pues esa orden directa para intentar mejorar la situación extrema de estos menores de edad, uno de los grandes problemas de la política migratoria del país.

Las principales organizaciones, que se dedican a tutorizar a estos jóvenes que se encuentran bajo el amparo de las autonomías, vienen realizando esta demanda desde hace tiempo para poder insertar a estos jóvenes en el mercado laboral español en igualdad de condiciones y que puedan empezar una vida digna y autónoma.

La cruz del Gobierno con la inmigración

No obstante, junto a esa lista de buenos propósitos la realidad se impuso el mismo día. Ese día se supo que el Ejecutivo endurecía desde hacia tres semanas las condiciones para que estos jóvenes migrantes pudieran acceder a la residencia española, previo paso indispensable para luego pedir el permiso de trabajo.

Estos menores de edad tutelados, que son miles, habrían visto como el Gobierno de Sanchez ha complicado su situación legal.

Una orden dictada tres semanas atrás, el Ejecutivo establecía que a partir de ese momento los «menas» debían demostrar que ganaban 537 euros al mes si tienen 18 años y es la primer vez que solicitan la residencia, o 2.151 euros si tras un año quieren renovar esa residencia. 

¿Dónde encontrarán esos jóvenes un trabajo que les asigne más de 2.000 euros al mes?

En tiempos en que Lesbos se ha convertido en un campo de concentración indecente se buscan gobiernos honestos que aborden el problema de la inmigración con clarividencia y altura política Share on X

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