Consecuencias físicas de la transexualidad

Desde hace unos años apenas se habla ya de homosexualismo, el nuevo tema de moda es la transexualidad. Esto se debe desgraciadamente a las políticas educativas que pretenden iniciar a los niños en los misterios del sexo e invitarles a plantearse su verdadero género. Dejando aparte las terribles consecuencias que esto puede suponer para un menor a nivel psicológico, social y familiar, yo quería centrarme en las consecuencias físicas que acarrea.

Realmente el sexo no se puede cambiar, simplemente porque se encuentra inscrito en cada cromosoma de cada célula del ser humano. Lo que se puede variar es la apariencia física por medio de hormonas, amputaciones e implantes. Sin embargo, nadie se plantea hasta qué punto es traumático y peligroso este proceso. Primero porque no conocemos los efectos de la hormonación a largo plazo. En segundo lugar, porque las amputaciones y los implantes tienen efectos secundarios, como el rechazo de tejidos.

De manera que todo este proceso no es en absoluto un camino de rosas. Que se lo cuenten a las mujeres a las que han tenido que extirpar los senos por tumores cancerosos. Pero luego, además, hay algo que no se menciona. El hecho de tener un aparato reproductor masculino o femenino no garantiza la satisfacción sexual, que muchas veces no se consigue. Y, por supuesto, lo habitual es que los transexuales no sean fértiles. Así que no es operativo. Por tanto, su cambio se limita a algo estético y mental.

De ahí que el número de transexuales arrepentidos sea muy alto y también el de suicidios. Porque naturalmente la transición no es reversible. Por eso es tan importante asegurarse de que las personas que deseen tomar este camino estén bien informadas, sean mayores de edad y hayan estudiado todas las alternativas; cosa que las leyes actuales no sólo no contemplan, sino que incluso impiden. De este modo, la transexualidad se ha convertido en la moda más peligrosa de nuestros días.