La dependencia del plástico de nuestra sociedad es absoluta y su consumo conlleva un alto precio a pagar: “más del 70% del que usamos no se recicla” y los vertidos de plásticos al mar se han convertido en serio motivo de preocupación para organizaciones ecologistas, científicos y otros expertos en la materia.
Es la advertencia que lanzaba el pasado 7 de junio la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que urge a reflexionar sobre el problema y propone cinco formas de reducir el consumo y vertido de plásticos en todo el mundo.
“Gran parte de esta basura es arrastrada a nuestros océanos desde las playas o acaba en los ríos a partir de nuestras calles. Se calcula que en la actualidad flotan en nuestros océanos unos 5 billones de fragmentos de plástico”, concreta un informe de esta organización.
Cabe recordar que evitar el uso de material plástico y de papel es uno de los 10 consejos del Papa para cuidar el medio ambiente; y que el cuidado de los mares es uno de los retos del cambio climático que amenazan a la humanidad.
Los microplásticos, un riesgo para los ecosistemas
El informe recuerda que, aunque la mayoría de los plásticos se pueden ver fácilmente, “hay otro tipo de plástico que penetra en nuestros ecosistemas y que puede pasar fácilmente desapercibido. Se trata de los microplásticos, pequeñas partículas y fibras de plástico que por lo general miden menos de 5 mm”.
En principio, los microplásticos son el resultado de la descomposición física de plásticos más grandes, como bolsas de plástico, envases de alimentos o cuerdas.
“Sin embargo, más recientemente, ha habido un aumento en la fabricación de microplásticos, como microesferas, polvos y abrasivos domésticos o industriales. Este fenómeno ha fomentado la aparición de los plásticos en nuestro entorno y en nuestros mares”, cita el informe.
De hecho, “ya se han encontrado microplásticos en varios tipos de alimentos humanos (p.ej. cerveza, miel y sal de mesa)”, aunque “la mayoría de los estudios científicos han examinado los microplásticos en los alimentos que provienen del mar”.
Al respecto, la FAO minimiza los riesgos que suponen los microplásticos para “los filetes de pescado y el pescado de gran tamaño”, que son dos de los principales productos pesqueros que consumimos, porque “el intestino –donde se encuentran la mayoría de estas partículas– no suele comerse”.
En este sentido, el informe añade que “hasta ahora, las implicaciones de los microplásticos para la salud humana parecen insignificantes. Sin embargo, es necesario continuar investigando”.
España, cuarto productor de plástico en la UE
Por otra parte, un reciente estudio de Greenpeace destacaba que “China sigue siendo el principal productor de plásticos con un 29% del total en 2016, seguido de Europa (19%) y América del Norte (18%)”.
En ese escenario, “España es el cuarto país de la Unión Europea con mayor demanda de plásticos, donde hasta el 50% de los mismos acabaron en vertederos en 2016”, añadía.
Estos datos vienen a coincidir con los del estudio ‘Stop the flood of plastic‘, elaborado por WWF, la mayor organización internacional de defensa de la naturaleza y el medio ambiente.
“España ocupa el cuarto lugar en producción de plástico, por detrás de Italia, Turquía y Francia”, aunque está “entre los tres países con mayor porcentaje de residuos plásticos reciclados, ya que representa el 13,2% del total analizado en el informe”, según informaba El Periódico de Cataluña en referencia al estudio.
Al mismo tiempo, esta ONG alerta de que la cuenca mediterránea genera el 10% de todos los productos plásticos, lo que la convierte en el cuarto productor mundial de este material.
Tanto es así que los países del Mediterráneo generan 24 millones de toneladas de residuos plásticos cada año, el 72% de los cuales acaban en un proceso de tratamiento de residuos controlado, añade el informe.
Barcelona, líder en vertidos de plástico al Mediterráneo
El mismo estudio de WWF denuncia también que la franja litoral de Barcelona es la segunda con más vertidos de plásticos en el Mediterráneo, con una acumulación diaria de 26,1 kilos por kilómetro
Según esa información, Barcelona sólo queda superada por la costa de Cilicia, en Turquía, con 31,3 kilos por kilómetro, y le sigue Tel-Aviv, en Israel (21 kilos); Delta del Po, en Italia (18,2); Valencia (12,9); la egipcia Alejandría (12,7); Argel, en Argelia (12,2); la bahía de la francesa Marsella (9,4), y la también turca Esmirna (7,2).
WWW destaca asimismo que las actividades costeras provocan la mitad de los vertidos de plástico, mientras que el 30% llega a través de ríos y el resto proviene de fuentes de contaminación de plástico de actividades producidas desde el mar, como el comercio marítimo y la pesca.
5 maneras de reducir nuestra dependencia del plástico
En cualquiera de los casos, volviendo al informe de la FAO, “ya sabemos que nuestro uso del plástico está aumentando y está dañando los ecosistemas marinos”.
“Los delfines y las ballenas se quedan atrapados en redes de plástico desechadas; las tortugas se comen las bolsas de plástico y mueren por la obstrucción de sus sistemas digestivos. Los animales marinos están muriendo a causa de nuestra basura”, sentencia.
Sin embargo, los responsables del informe no pierden la esperanza: “podemos cambiar la tendencia en el uso del plástico. […] He aquí 5 maneras de reducir nuestra dependencia de los macro y microplásticos y reducir los vertidos de plásticos al mar:
1. Evita los plásticos de un solo uso
El 90% del plástico que usamos en nuestra vida diaria es plástico desechable o de un solo uso: bolsas de comestibles, envolturas plásticas, bolsas autocerrables, tapas para vasos de café…
Los plásticos de un solo uso son particularmente dañinos si se tiene en cuenta que una sola bolsa de plástico puede tardar mil años en degradarse.
Estos plásticos también pueden degradarse en microplásticos, partes más pequeñas que a menudo los mamíferos, aves o peces confunden con alimentos.
Simplemente darnos cuenta del predominio del plástico en nuestras vidas es el primer paso para reemplazar los plásticos de un solo uso con opciones reutilizables: bolsas de tela, recipientes de vidrio, cubiertos metálicos, tazas de cerámica.
2. Aprende a reconocer los microplásticos disfrazados
Muchos cosméticos y productos de belleza contienen microesferas exfoliantes que en realidad son pequeñas perlas de plástico.
Estos microplásticos pueden parecer inofensivos, pero precisamente gracias a su tamaño logran pasar a través de las plantas de tratamiento de agua y terminar en el océano, donde los peces a menudo los confunden con comida.
En su lugar, prueba exfoliantes naturales, como avena o sal.
3. Lleva una botella de agua reutilizable
Las botellas desechables de agua y de refrescos son unos de los mayores culpables de los residuos plásticos. En 2016 se vendieron en todo el mundo más de 480.000 millones de botellas de plástico para beber.
Si se colocasen una junto a otra, ¡llegarían a más de la mitad de la distancia de la Tierra al sol!
En su lugar, usa botellas reutilizables. En lugares donde el agua es inocua para beber, puedes rellenar tu botella fácilmente.
4. Di no a los cubiertos de plástico y pajitas, y reduce los envases
A veces nos dan plástico sin siquiera pedirlo. Rechaza la oferta de usar una pajita.
Pide a los restaurantes que empaqueten tus alimentos en menos envases para llevar. Diles que no necesitas cubiertos de plástico, y usa tus propios cubiertos reutilizables.
5. Recicla
Esto puede parecer obvio, pero la mayoría de los plásticos que utilizamos no son reciclados.
Cuando exista la opción, asegúrate de que el plástico que utilizas se recicla, pero recuerda que es más fácil evitar el desperdicio que gestionarlo.
Una prioridad para la FAO
Tras sus recomendaciones, el informe se reafirma en que “el fomento de prácticas sostenibles en los océanos, los ríos, la pesca y la piscicultura es una prioridad para la FAO”.
Por ello, recuerda que “se estima que entre el 10 y el 12 por ciento de la población mundial depende de la pesca y la acuicultura para su subsistencia”, y que “la demanda de alimentos del mar está aumentando, a pesar de que estos recursos están cada vez más amenazados”.
“¿Merecen realmente las ventajas del plástico poner en juego el futuro de nuestros océanos y de la vida marina?”, se preguntan los responsables del informe.
“Hay muchos factores –como la reducción del plástico–, que juegan a favor de un futuro con seguridad alimentaria”, […] y el pescado es un componente importante de las dietas saludables y de la seguridad alimentaria en todo el mundo”, agregan.
“La buena noticia es que nuestras acciones pueden mejorar las cosas. Todos podemos ayudar a crear un mundo #HambreCero para 2030”, concluye el informe de la FAO.