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La Inquisición, más garantista que la acción civil que perseguía la brujería

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Mucho se ha hablado sobre el papel de la Inquisición en relación a la brujería. Una institución que no goza de buena percepción, pero que, sin embargo no fue la primera que inició esta serie de juicios, pero que sí llegó posteriormente para organizar un sistema desnortado y descontrolado.

Con la unión de Aragón con Castilla, se creó la Inquisición española (1478-1821) bajo auspicio de la monarquía hispánica, pero antes de su aparición, en 1424, Cataluña protagonizó el inicio de la cacería de brujas.

Cataluña fue especialmente precoz persiguiendo brujas a principios del siglo XV. Las autoridades locales, sobre todo en los Pirineos, trabajaron con ganas para enviar a la hoguera a los miembros de una secta diabólica que utilizaban ungüentos fabricados con grasa de buitres, sangre de murciélagos y niños lactantes; volaban arriba de caballos y burros; adoraban al Diablo o chivo de Biterna, y entraban de noche en las casas para ahogar los niños.

«La precocidad, intensidad y dureza de la persecución en Cataluña no encuentra paralelo en el resto de territorios peninsulares», asegura el historiador Pablo Castillo. «La primera legislación específica documentada en Europa contra el crimen de brujería es catalana. La firmaron en 1424 los señores del valle de Àneu y el conde de Pallars, Arnau Roger IV», añade.

Este historiador ha investigó en 2016 archivos de toda Europa durante diez años para documentar una tesis doctoral, Orígenes y evolución de la caza de brujas en Cataluña (siglos XV-XVI), que se publicó en forma de libro. Detalla 300 casos de mujeres, con nombres y apellidos, juzgadas entre el 1400 y 1600. «Hay muchos más casos, pero estos son los documentados. A partir del siglo XVII la cacería fue mucho más intensa. Sólo a principios del XVII hubo tres mil acusadas «, detalla Castillo.

Castillo argumentó, a lo largo de la tesis, que la mayoría de juicios no fueron iniciativa de la Inquisición -como durante años defendieron muchos historiadores-, sino de las autoridades locales instigadas por la presión popular. En la tesis, documenta el cambio de mentalidad que hizo posible la vitalidad de la cacería de hechiceras el Principado.

La población reclamaba a la autoridad «purgar la tierra»

Cataluña fue precoz persiguiendo hechiceras y lo fue, en muchos casos, porque así lo pedían los mismos vecinos tras perder ganado, cosechas o hijos. En 1577 fueron los vecinos los que pidieron a las autoridades del marquesado de Pallars que castigaran y «purgas la tierra de tantos enormes delincuentes». Desesperados, aseguraban que las muertes de criaturas y animales eran causadas por gente «maléfica».

Si antes del siglo XIII eran espíritus maléficos los que entraban de noche en las casas para oprimir el pecho de los niños, a partir del 1300 el mal dejó de ser etéreo para convertirse en una mujer real. «En paralelo a los cambios en el ámbito de la teología y la práctica inquisitorial, se extendió la noción de complot diabólico entre la población», explica Castillo.

Los picos de persecución coinciden con los episodios más duros de hambre. Se buscaban responsables y se encontraban. «Muchos médicos también contribuyeron a censurar y extender la sospecha sobre las mujeres que tradicionalmente habían tenido cuidado de la salud de sus vecinos», añade el historiador.

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