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«Café de los Viernes»: el testimonio que conmueve a España

En esta ocasión, el testimonio fue especialmente sobrecogedor. La invitada fue Esther Sáez, una de las víctimas más gravemente afectadas por los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid.

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El pasado viernes 21 se reanudó la actividad del Café de los Viernes, un espacio temático, clandestino y simultáneo que se celebra en diversas ciudades españolas. Con un ambiente íntimo y reflexivo, este proyecto busca generar encuentros que transformen vidas gracias a testimonios de vida marcados por la fe, la esperanza y la transformación personal. Cada sesión se recoge y comparte posteriormente en su canal de YouTube, haciendo posible que el mensaje llegue más allá de las paredes donde se celebra cada café.

En esta ocasión, el testimonio fue especialmente sobrecogedor. La invitada fue Esther Sáez, una de las víctimas más gravemente afectadas por los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid.

Sobreviviente de aquel trágico día, Esther compartió su historia de dolor, pero también de sanación interior, perdón y fe. El relato, lejos de ser una exposición de heridas abiertas, fue una muestra viva de cómo el sufrimiento puede convertirse en semilla de misericordia.

Esther fue alcanzada por una de las explosiones en los trenes de cercanías. La bomba estalló junto a ella, dejándole graves secuelas físicas y neurológicas. Entre ellas, la pérdida de la capacidad para reconocer a sus propios hijos, que entonces eran apenas unos bebés de 1 y 3 años. Aquel instante partió su vida en dos. Sin embargo, en medio del dolor y la oscuridad, surgió en ella una experiencia profunda de encuentro con Cristo, con un Cristo crucificado, que según sus palabras, la esperaba cosido a su misma cruz.

Durante el Café, Esther habló con serenidad y profundidad. No lo hizo desde la rabia ni desde la sed de justicia, sino desde una compasión que interpela. «No tengo que perdonar», dijo, «porque no sé qué habría hecho yo si hubiera sido criada en ese mismo odio, en ese mismo rencor, que el que puso la mochila a mi lado». Unas palabras que no dejan indiferente y que, como reconoció ella misma, no siempre son bien recibidas por personas víctimas de terrorismo.

El mensaje de Esther no se alinea fácilmente con los discursos más comunes sobre el perdón. No minimiza el daño sufrido, no justifica la violencia, pero abre una grieta en el muro del rencor. Su testimonio, basado en la fe y en una profunda vida espiritual, resuena especialmente en un país que sigue lidiando con heridas abiertas y con la dificultad de sanar sin olvidar.

El Café de los Viernes ofreció así una mañana intensa, marcada por el silencio respetuoso y la emoción contenida. Una mañana en la que, más allá de la tragedia, se escuchó una voz que invita a mirar al otro —incluso al agresor— con compasión y a dejarse transformar por la misericordia.

La grabación del testimonio ya está disponible en el canal de YouTube del Café, y promete seguir removiendo corazones y conciencias. Porque, como se dijo al final del encuentro, “hay palabras que no se olvidan, porque tocan lo más hondo del alma”.

Instagram Mar Dorrio

El mensaje de Esther no se alinea fácilmente con los discursos más comunes sobre el perdón. No minimiza el daño sufrido, no justifica la violencia, pero abre una grieta en el muro del rencor Compartir en X

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