El movimiento pro vida español ha mostrado músculo en la manifestación de este sábado, 28 de noviembre, bajo la plataforma ‘Cada Vida Importa’, que es la tercera vez que se convoca desde su creación.
Cientos de familias y sobre todo jóvenes, convocados por más de cuarenta asociaciones provida de diferentes puntos de España, se concentraron este domingo en la Puerta de Alcalá, en el centro de Madrid, para protestar por las «imposiciones ideológicas» del Gobierno de coalición al derecho a la vida, según informa ABC.
Con pancartas y banderas con el lema «Cada vida importa», los provida defendieron su derecho a la «libertad de expresión y manifestación» frente a la reforma del Código Penal que prepara el Gobierno para imponer penas de prisión a los provida que ofrezcan información a las mujeres frente a los centros abortistas.
«Hemos sufrido en los últimos meses un abuso por parte del Gobierno en la implementación de leyes promuerte y pretenden conseguir más.
Si lo logran será por nuestro silencio. Es fundamental alzar la voz en defensa de los más débiles», explicó Nayeli Rodríguez, responsable en España de 40 días por la vida. Con una pancarta gigante con la frase «Rezar no es acosar», esta joven defendió la buena labor que realiza esta organización surgida en Estados Unidos frente a los centros abortistas y se lamentó de ser uno de los blancos de la reforma del Código Penal en el que trabaja el Gobierno.
Entre los motivos para volver a la calle un año y medio después del inicio de la pandemia también está la repulsa hacia la ley de la eutanasia, los continuos ataques a la objeción de conciencia de los médicos y la falta de ayudas a la mujer embarazada en situación de vulnerabilidad.
«España necesita leyes respetuosas con la dignidad de humana, que permitan evolucionar hacia la humanidad y no hacia la cultura del descarte, que se promueve con leyes como las del aborto o la eutanasia sin avanzar en los cuidados paliativos ni en el apoyo a las madres embarazadas», aseguró Javier Rodríguez, director del Foro Español de la Familia, una de las organizaciones que forman parte de la Plataforma Cada Vida Importa, convocante de esta concentración apolítica y aconfesional.
Entre los asistentes este domingo a la Puerta de Alcalá destacaban muchas familias con niños pequeños. Entre ellas, la de Beti. Llegada desde Badajoz y acompañada de su bebé de once meses y de sus padres, esta joven explicó que «nadie puede impedir que se informe y ayude a las mujeres que se encuentran solas ante un embarazo inesperado». «Cada vida importa. Hay que ayudar a las embarazadas porque muchos niños mueren por la falta de ayuda que sufren sus madres». Con los ojos llenos de lágrimas, esta joven madre no dudó en expresar su «dolor» por «la falta de apoyo y ayudas» que sufren muchas mujeres para seguir adelante con la gestación.
Además de muchas familias, gran parte de las personas que se acercaron este domingo a la Puerta de Alcalá eran jóvenes. La mayoría fueron movilizados por la asociación Más Vida a través de las redes sociales. Su director e influencer, Joan Folch, explicó que «el movimiento provida está más vivo que nunca entre los jóvenes». «Estamos aquí porque estamos convencidos de que cada vida importa y que debemos ser la voz de quienes no tienen voz», afirmó. En pocos días Más Vida, la organización provida más joven de España, ha conseguido movilizar a más de 800 voluntarios para la organización de esta concentración.
Una nutrida representación de profesionales sanitarios también hicieron sentir su voz en defensa de la vida. Desde el escenario, la vicepresidenta del Colegio Oficial de Médicos de Madrid (Icomem), Luisa María González, expresó su desacuerdo por lo que denominó «la ley mordaza de la eutanasia», al recordar que durante su tramitación el Gobierno «robó el debate a los médicos y a la sociedad». «La ley de eutanasia es un fracaso social y un fraude público. Es hija del materialismo más inhumano que presume de ahorrar dinero y sufrimiento quitando de medio al que no produce, molesta y es una carga en lugar de invertir en las personas», denunció.
Arropada por Manuel Martínez-Sellés, presidente del Icomem, jefe de Sección de Cardiología del Hospital Gregorio Marañón y autor de ‘Eutanasia, un análisis a la luez de la ciencia y la antropología’, González subrayó «que la muerte no es un acto médico, ni una prestación sanitaria». «La muerte no es el tratamiento del sufrimiento. Matar es matar y siempre será matar y no hay ninguna ley, ningún sentimiento y ninguna ideología que pueda justificarlo. Que no cuenten conmigo y no cuenten con los médicos. Pedimos que se pongan en marcha los planes y las leyes necesarias para garantizar los cuidados para todos porque los médicos nos vamos a resistir al abandono terapéutico de nuestros enfermos», añadió.
A su lado, Sonsoles Alonso, miembro de las unidades de Cirugía Ginecológica y Consejo Genético del Cáncer Hereditario en el hospital MD Anderson, lamentó los intentos del Gobierno por limitar el derecho a la objeción de conciencia de los profesionales sanitarios. «Hoy estamos aquí porque creemos firmemente en el derecho y en el deber de practicar nuestra profesión con libertad para ser fieles a nuestras creencias que no son más que dar la vida por nuestros pacientes. Que sigan adelante con la lista de objetores porque van a agotar la tinta».
Interrumpida varias veces por los aplausos y gritos de «Viva la vida», esta médica aseguró que después de dedicar «miles de horas a estudiar e investigar, de pasar largas esperas en las guardias y de coger la mano a muchas mujeres con embarazos complicados», los médicos «no van a dedicar un solo instante a practicar la muerte».
Durante el acto, se celebró un minuto de silencio por «las víctimas de la eutanasia y los cerca de 90.000 niños que cada año no llegan a nacer como consecuencia del aborto». Al emotivo gesto se sumó la memoria del médico Justo Aznar, uno de los impulsores del movimiento provida en España y fallecido la víspera de esta concentración.
Amparo y Santiago, jóvenes padres de familia, llegados de Valencia con sus tres hijos aseguraron que no dudaron en viajar a Madrid ante la batería de leyes que atentan contra el derecho a la vida en España. «Ya no les parece suficiente con legislar en contra de la vida. Ahora quieren imponer una dictadura al pretender limitar el derecho a la objeción de conciencia de los profesionales sanitarios», aseguró Amparo, que es médico aunque trabaja de profesora.
1 Comentario. Dejar nuevo
los politicos no quieren debate, quieren imponer lo que las élites mundialistas les piden y ellos no se si piensan lo que están haciendo ¡¡pero es muy fuerte!! ¡¡ lo que están imponiendo es una cultura de muerte y oscuridad venida del mismo Averno!!
Están ganándose a pulso la entrada en el infierno y esto tambien para los que no dicen nada, que en mayor o menor medida son culpables de que estas legislaciones salgan adelante.