La comisión de investigación se reúne en la Asamblea de Madrid, pero el protagonismo no es tanto del lugar como de la actitud hermética de Begoña Gómez, quien se ha presentado como víctima de una supuesta «campaña de bulos» y ha decidido no responder a ninguna de las preguntas formuladas por los partidos de la oposición.
La comparecencia del silencio
Cuando uno acude a una comisión de investigación, la expectativa básica es que rinda cuentas. Que ofrezca respuestas, justifique acciones, aclare dudas.
Pero Begoña Gómez ha preferido que el silencio sea su discurso. Flanqueada por el exministro socialista Antonio Camacho y recibida como «anfitrión» por el secretario general del PSOE-M, Juan Lobato, la comparecencia de Gómez resultó ser poco más que un acto protocolario, vacío de contenido.
Una puesta en escena donde las palabras sobraban, y el silencio era la estrategia. Una actitud, además, respaldada por el PSOE y por sus aliados de Más Madrid, quienes decidieron desviar la atención hacia cualquier otro tema que no fuera el trato de favor presuntamente otorgado a Begoña.
La única intervención que hizo Gómez fue para declararse una profesional con «más de 25 años de experiencia en consultoría y profesorado», y para calificar la comisión como una simple maniobra política, un acto de venganza. «Voy a hacer caso a mi asesor y no voy a responder a las preguntas acogiéndome a mi derecho», afirmó sin inmutarse. Palabras medidas que intentaban dejar claro que no se consideraba obligada a dar explicaciones, mientras la sombra del nepotismo se hacía cada vez más evidente.
Las preguntas sin respuesta
La negativa a responder de Gómez dejó en el aire preguntas claves. Cuestiones fundamentales que los ciudadanos merecen conocer.
Vox le preguntó qué méritos, más allá de ser la esposa del presidente, la hacían merecedora de una cátedra en la Universidad Complutense de Madrid.
El Partido Popular, por su parte, intentó abordar los detalles sobre cómo su colaboración con la Universidad se expandió precisamente cuando Pedro Sánchez llegó a La Moncloa. Pero todas las preguntas encontraron un muro de silencio.
No solo el trato de favor académico quedó sin aclarar. Tampoco hubo respuestas sobre el «caso software» ni sobre su relación con tramas de comisionistas como la de Koldo o la de Ábalos. Cuestiones fundamentales para entender si la «vida profesional labrada con mucho esfuerzo y dedicación», como ella misma la define, se entrelaza con el uso de influencias y favores recibidos tras la elección de su esposo como presidente del Gobierno. Pero, por supuesto, Begoña Gómez optó por invocar su derecho a no responder.
El amparo del PSOE y la cortina de humo
El PSOE, lejos de facilitar el esclarecimiento de los hechos, se dedicó a construir una cortina de humo en torno a Begoña. La portavoz socialista Marta Bernardo no tuvo reparo en afirmar que «la única razón por la que se llama a Begoña Gómez a declarar es porque es la esposa del presidente del Gobierno». Un argumento que intenta desviar la atención del hecho de que lo que realmente está bajo escrutinio es si hubo trato de favor o no, algo que la sociedad tiene derecho a conocer.
Resulta preocupante la forma en que los aliados políticos se enrocan y desvirtúan las comisiones de investigación, que deberían ser instrumentos para esclarecer la verdad. La presidenta de la mesa tuvo que llamar al orden en reiteradas ocasiones a la portavoz de Más Madrid, Manuela Bergerot, por desviarse continuamente del tema, hasta retirarle la palabra. Todo esto contribuyó a que la sesión fuera una danza de evasivas y distracciones, en la que el objetivo principal se diluía entre gestos grandilocuentes y discursos altisonantes.
La ausencia de respuestas, el eco de la duda
El dispositivo policial que acompañó a Begoña Gómez y la presencia de numerosos medios de comunicación parecían apuntar hacia una cita crucial. Sin embargo, lo único que presenciamos fue una estrategia de mutismo que dejó más dudas que respuestas. Es cierto que, dado que el caso está judicializado, había preguntas que podrían ser evitadas; pero cuando la negativa es absoluta, cuando no hay ni una sola respuesta que aporte claridad, el sentimiento que queda es que hay algo que ocultar.
La comisión de investigación era el encuentro previo a la citación en los juzgados de Plaza de Castilla el próximo 18 de noviembre, cita a la que finalmente no asistirá Begoña. Pues a última hora de este lunes presentaba un escrito en el que informaba al juez Peinado que no podrá acudir dado que estará de visita oficial en Brasil para asistir a la Cumbre del G-20.
Lo que queda es un eco de dudas, de preguntas sin respuesta y de una narrativa en la que la inmunidad parece ser el privilegio de quienes están en el poder.