Durante todo el año, las calles de Barcelona están a oscuras. Sus farolas no iluminan, ya sea porque su luz es de un color naranja desvanecido, o bien, porque en muchos casos, quedan escondidas por las hojas de los árboles. Solo la luz de algunos comercios y restaurantes, animan el ambiente.
Pero ha llegado la Navidad, y Barcelona sigue a oscuras. Un año más se ha reducido el número de luces navideñas, hasta el extremo que hay distritos de la ciudad donde prácticamente no han puesto.
Este año, el encendido de luces no da la bienvenida a la Navidad, porque sencillamente no hay ni luz ni color…