Mientras el mundo admira a quienes “tienen poder y riqueza” y “margina a los pobres”, el Papa recuerda que son estos los que “nos evangelizan, ayudándonos a descubrir cada día la belleza del Evangelio”. Un Evangelio que no consiste en una serie de doctrinas y teorías abstractas, sino en seguir a Jesús con un estilo de vida siempre atento hacia las personas que nos necesitan a nuestro alrededor, “para escuchar su grito y reconocer sus necesidades”.
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