El impacto de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en el conjunto de la sociedad va aparejado de grandes avances a nivel comunicacional y de gestión, pero también de riesgos reales como la ‘nomofobia’ y el enganche digital, en detrimento de la conversación real y la empatía.
En ese escenario, se está produciendo una auténtica avalancha de las TIC entre los adolescentes españoles, hasta el punto de que nueve de cada diez menores de 14 a 16 años disponen de entre 2 y 5 dispositivos digitales personales, destacando el smartphone.
Además, más del 90% de los adolescentes tiene un perfil propio en alguna red social, algo que necesitan para sentirse integrados en su grupo y obtener aprobación, según el estudio ‘Las TIC y su influencia en la socialización de adolescentes’, elaborado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), Google y BBVA en el marco del Proyecto Conectados.
Al respecto, cabe recordar que España aparece en el puesto 7 del ranking de smartphones en el mundo, de entre 27 países analizados en un estudio del Pew Research Center. Solo en Corea del Sur, Israel, Holanda, Suecia, Australia y Estados Unidos hay un mayor porcentaje de adultos que poseen teléfonos inteligentes.
El estudio de la FAD, del que se informó el pasado 22 de enero y que analiza “el uso que las y los adolescentes españoles realizan de la red y las redes sociales, las dificultades que encuentran, cómo las solventan, los dispositivos que manejan y desde cuándo”, es el resultado 1.624 entrevistas a adolescentes de 14 a 16 años en centros educativos.
El smartphone es la estrella
Una de las primeras conclusiones es que “cerca del 90% de las y los adolescentes españoles de 14 a 16 años disponen de entre 2 y 5 dispositivos digitales personales”, insiste el estudio, y el smartphone es la estrella.
De hecho, el 89,9% de los encuestados dispone de un smartphone, como se puede observar en la siguiente tabla, reproducida a partir del estudio.
Por detrás está el uso de ordenadores portátiles (75,7%), seguidos de las tablet (68,8%), los ordenadores de sobremesa (52,6%) y los teléfonos móviles (46%) sin prestaciones de smartphone. Además, la mayoría de los encuestados “tienen estos dispositivos desde hace al menos dos años, lo que indica la temprana edad a la que los y las adolescentes tienen acceso a las TIC”, advierte el informe de la FAD.
Otra de las conclusiones del estudio es que, entre los encuestados, “casi la totalidad (el 92%) de las y los adolescentes entre 14 y 16 años afirma tener un perfil propio en redes sociales y lo usan fundamentalmente para sentirse integrados en el grupo”.
“Prefieren Instagram (para publicar y ser vistos) y Youtube (para consumir contenidos, sentirse fan), pero también utilizan Twitter (para seguir a sus ídolos) y Facebook (como plataforma para juegos y mantener amistades lejanas). Para el contacto día a día con amigos y familiares, prefieren Whatsapp”, añade el informe.
Para qué usan las TIC los adolescentes
El estudio también analiza los usos más habituales de las TIC por parte de los más jóvenes. Así, el 83,6% reconoce que usan el smartphone “de forma muy habitual e intensiva para diversas actividades en la red”.
Además, hasta un 72,4% “está muy de acuerdo con que miran el móvil constantemente” y alrededor del 15% sigue pendiente del dispositivo, aunque esté con gente e incluso asistiendo a clase.
En cuanto al uso de los diferentes dispositivos en relación a las actividades en la red, destaca en primer lugar “buscar, escuchar y/o descargar música”, con un 75,6%; seguido de “mirar páginas para divertirme” (48,3%); “mantener contacto con personas que no puedo ver de manera frecuente” (45,8%); y “buscar información y documentación” (41,6%), como se ve en esta otra tabla.
Por debajo del 40% aparece el “juego online (videojuegos y similares)”, con el 37,6% de los encuestados; “mirar información de otras personas” (31,2%) o “intercambiar información y opiniones con otros” (30,1%). En la tabla se pueden constatar el resto de opciones, por debajo del 30%.
En su conjunto, los adolescentes de entre 14 y 16 años “reconocen la potencialidad que les abren las TIC al mostrar un alto grado de acuerdo en que gracias a internet y redes sociales les es más fácil hacer las tareas y trabajos de la escuela (75,7%); sentirse más conectado a sus amistades (72%); y organizar sus actividades cotidianas (62,3%), lejos de otras opciones como sentirse que siempre han de estar disponibles o sentirse más conectado a sus familias (entre un 36 y 39% de adolescentes que muestran un grado de acuerdo alto)”, añade el informe.
Sentirse integrados y obtener aprobación
Los responsables del estudio insisten en que los adolescentes encuestados “utilizan las redes sociales fundamentalmente para presentarse a los demás con una intencionalidad clara de sentirse integrados en el grupo: que los demás les vean, que los demás respondan a eso que comparten y obtener aprobación”.
Tanto es así que lo que menos les gusta de las redes sociales, a pesar de que el mayor riesgo sigue siendo la inseguridad de exponerse, es “el no recibir respuesta o que esta no sea la esperada o incluso los mensajes de rechazo”, destaca el informe.
En cualquier caso, “de las redes sociales señalan sus beneficios (como encontrar personas con las que llegar a tener relaciones personales y afectivas, el 58,8% se mostraba muy de acuerdo)”; aunque “también parecen conscientes de los límites de esta comunicación”.
Al respecto, el estudio destaca que los jóvenes encuestados consideran que “en internet y redes sociales las personas mienten más que en el cara a cara” (83,5%); o que las normas de relación en estos contextos son diferentes a las que existen en el cara a cara” (57,7%)”.
Otra forma de verlo se puede constatar en este gráfico, que muestra la media de las posiciones de los adolescentes ante ciertas afirmaciones sobre las redes sociales. La escala original es de 0 a 10.
Escaso apoyo de padres y profesores
Una última cuestión que plantea el estudio es la percepción que tienen los adolescentes en cuanto al grado de asistencia o acompañamiento por parte de sus padres o profesores en sus actividades tecnológicas.
Las conclusiones de la encuesta muestran una clara brecha entre “sus destrezas que declaran poseer y los aprendizajes que dicen recibir en la escuela y en casa”.
“Las y los adolescentes perciben un escaso apoyo por parte de sus docentes y progenitores en general en sus actividades en Internet, aunque perciben un mayor grado de asistencia por parte de madres y padres que de sus profesores”, advierte el estudio.
Los datos obtenidos se pueden observar en este último gráfico, que muestra una serie de conceptos relacionados con el grado de ayuda que los adolescentes consideran que han recibido por parte de padres y profesores, y donde la escala va de 0 (nada) a 10 (totalmente).
“Aunque la implantación de Internet en los centros escolares es casi universal, según datos del Ministerio de Educación, el acceso a internet desde la red de las aulas está bastante regulado y restringido a las actividades académicas”, señala el informe al respecto.
“La mayoría (el 51,2%) de las y los adolescentes admite que sus docentes les impulsan a realizar tareas escolares apoyadas en internet con mucha frecuencia, pero solo dos de cada diez indican la utilización de TIC y redes para tareas en colaboración con sus compañeros o para mantener el contacto académico con sus profesores”, añade.
“Esas diferencias entre lo que reciben en la escuela y las habilidades que declaran poseer, así como la escasa percepción de mediación ‘digital’ tanto de progenitores como de docentes, puede encontrar como una de las explicaciones el auto-aprendizaje y la facilidad de lograr estos recursos en internet”, continúa.
“Además, las y los adolescentes de forma mayoritaria creen que tienen el mismo nivel de habilidad tecnológica que sus amistades o que la gente de su edad, pero el 83% indica que tienen bastante o mucha más habilidad que sus padres y madres y el 59,8% que sus docentes”, concluye.