Partiendo de la Constitución Conciliar Lumen Gentium, el Pontífice ha citado el número 12, donde se afirma que «el Espíritu Santo no solo santifica y dirige al Pueblo de Dios mediante los sacramentos y las virtudes, sino que también distribuye gracias especiales entre los fieles de cualquier condición, repartiendo dones según su voluntad».
El papa Francisco tras haber hablado de la obra santificadora del Espíritu en los sacramentos y en la oración, el Papa ha indicado que ha llegado el momento de hablar de la «acción carismática», la cual embellece y adorna a la Iglesia con una riqueza que va más allá de lo puramente personal.
Un don para el bien común
Según el pontífice, los carismas tienen dos elementos fundamentales. El primero es que se trata de un don concedido «para el bien común», destinado a ser útil para todos. Es decir, no está enfocado exclusivamente en la santificación de la persona que lo recibe, sino que está orientado al servicio de la comunidad entera.
El segundo elemento es que se trata de un don concedido «a uno o a algunos en particular». Esto lo distingue de la gracia santificante y de los sacramentos, que son comunes para todos los fieles.
En palabras del papa Francisco, «Los carismas son las joyas, los ornamentos, que el Espíritu Santo distribuye para embellecer a la Esposa de Cristo».
El papa también ha citado a Benedicto XVI, recordando sus palabras en la homilía de la Misa Crismal de 2012: «Mirando la historia de la época post-conciliar, se puede reconocer la dinámica de la verdadera renovación, que frecuentemente ha adquirido formas inesperadas en movimientos llenos de vida, haciendo tangible la inagotable vivacidad de la Iglesia».
Con ello, el papa Francisco ha querido resaltar cómo la acción carismática del Espíritu Santo se manifiesta de formas inesperadas y siempre enriquecedoras para la Iglesia.
Uno de los puntos que el papa ha querido recalcar con especial énfasis es la importancia de los carismas en la promoción del laicado, especialmente de las mujeres, recordando que esta promoción no es solo un hecho institucional o sociológico, sino también un hecho con una fuerte raíz bíblica y espiritual.
Los laicos no son «colaboradores externos» o «tropas auxiliares» del clero, sino que tienen sus propios carismas y dones para contribuir a la misión de la Iglesia. Con esta afirmación, el papa ha querido poner en valor el papel fundamental de los laicos dentro de la Iglesia, lejos de una visión jerárquica que los subordina a un segundo plano.
Por otro lado, Francisco ha advertido sobre un malentendido común respecto a los carismas: el creer que solo se trata de dones espectaculares o extraordinarios.
En realidad, los carismas también pueden ser dones ordinarios que, cuando son inspirados por el Espíritu Santo, adquieren un valor extraordinario al ser encarnados en las situaciones cotidianas con amor.
El papa señaló que esta interpretación es esencial, ya que muchos cristianos se sienten desilusionados o tristes al pensar que no poseen carismas porque no experimentan dones sobrenaturales. Sin embargo, Francisco enfatiza que todos tienen carismas que pueden ser usados para el bien de la comunidad.
Finalmente, el papa ha realizado dos anuncios importantes al concluir la Audiencia.
Carlos Acutis y Pier Giorgio Frassati ya tienen fecha de canonización
En primer lugar, ha anunciado la canonización de Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati, que tendrá lugar en el marco del próximo Jubileo de los Adolescentes y del Jubileo de los Jóvenes en 2025. Esta noticia ha sido recibida con gran alegría por los presentes, al tratarse de dos figuras muy queridas, especialmente por los jóvenes.
En segundo lugar, ha anunciado un Encuentro Mundial sobre los Derechos del Niño en el Vaticano, que se celebrará el próximo 3 de febrero con motivo del Día Internacional de los Derechos del Niño y del Adolescente.
Este encuentro buscará encontrar nuevas formas de ayudar y proteger a los niños más vulnerables del mundo, aquellos que viven en condiciones precarias, sufren abusos y las dramáticas consecuencias de las guerras.
Para concluir, el Papa ha hecho un llamamiento a la paz en Ucrania, recordando que hoy se cumplen mil días del inicio del conflicto. Ha insistido en que, a pesar del dolor y la destrucción, no debemos desanimarnos en nuestra búsqueda de la paz.
En una conmovedora carta que el papa ha compartido con los presentes, un joven ucraniano le pedía que no solo hablara del sufrimiento de su país, sino también de la fe de su pueblo, que a pesar de ser imperfecta, sigue siendo fuerte.
Con estas palabras, Francisco ha concluido la Audiencia, alentándonos a todos a seguir siendo testigos de fe y esperanza, incluso en medio de los momentos más oscuros.