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Apoyo católico para padres que experimentan un aborto espontáneo o la pérdida de un bebé

Iglesia

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No hay dolor más grande y devastador que la pérdida de un hijo. Por ello, la Iglesia Católica ha desarrollado recursos y programas para ofrecer consuelo y esperanza en esos momentos tan difíciles.

Pérdida a las 27 semanas 

Theoni Bell, es una madre que perdió a su bebé a las 27 semanas de gestación y  sabe muy bien lo que significa pasar por este dolor.

En medio de la pandemia de la COVID-19, mientras se encontraba sola en una habitación de hospital, comenzó a escribir un diario sobre la breve vida de su hija. Ese diario se convirtió en un libro titulado Jellybean: A Baby’s Journey to God (Jellybean: El viaje de un bebé a Dios), escrito para ayudar a otros niños a comprender que los bebés que no sobreviven al nacimiento también son parte de la familia.

Giacomo muere al poco de nacer

Silvia Fasana y su esposo Roberto recibieron la devastadora noticia de que su cuarto hijo, Giacomo, sufría de anencefalia, una condición que impediría su supervivencia fuera del útero. Aunque en su lugar de residencia, Dubai, se le recomendó abortar, Silvia decidió continuar con el embarazo, acompañada por su fe y el apoyo de amigos y seres queridos. Durante este tiempo, Silvia escribió un diario para documentar cada instante de su experiencia.

Giacomo nació el 28 de febrero de 2016 y fue bautizado de urgencia por su padre. El bebé falleció a las ocho horas de vida, dejando una huella profunda en su familia. A pesar del dolor, el funeral fue un acto de fe, celebrando su «nacimiento a la vida eterna».

Silvia  compartió su experiencia en el libro «Giacomo, il mio piccolo missionario», actualemente traducido al inglés, donde expresó cómo su hijo, a pesar de su corta vida, les enseñó importantes lecciones sobre el amor y la grandeza de Dios.

Silvia concluye su diario así:

Querido Giacomo, ¿cómo se vuelve a vivir después de algo así? ¿cómo se puede enfrentarse al vacío que has dejado? […] ¿Cómo se puede estar frente a los neonatos y a las embarazadas, o frente a quien se queja por los cólicos de los hijos? […] Contesto ofreciendo mi dolor al Señor. Rezando y pidiendo, hijo mío, que estás en el Paraíso, que puedas interceder por mi, sostenerme. […] Sin Jesús la vida sería una desesperación. […] Solo con la certeza que Jesús ha vencido la muerte y que con la muerte no se acaba todo, se puede vivir. Se puede vivir también después de haber enterrado tu propio hijo […]. Un día estaremos los seis juntos. Para siempre. […]»

Giacomo tuvo la suerte de ser bautizado de urgencia, por su padre, en sus primeros instantes de vida pero no todos los bebés tienen esa suerte. Por ello, La Iglesia enseña que los niños no bautizados, incluidos los que han sido abortados o perdidos por un aborto espontáneo, están encomendados a la gran misericordia de Dios.

Esperanza en la vida eterna

Aunque no hay una enseñanza dogmática sobre su destino, el Catecismo permite a los padres albergar la esperanza de que estos bebés pueden estar en el cielo. Bell explica que este mensaje de esperanza y consuelo es una forma poderosa de sanar el dolor de las familias.

Además de los libros como el de Bell o Silvia, ha habido un aumento de recursos dedicados a ofrecer apoyo espiritual y emocional a los padres católicos que han sufrido la pérdida de un hijo.

Un ejemplo notable es el libro A Catholic Guide to Miscarriage, Stillbirth, and Infant Loss (Guía Católica para el Aborto Espontáneo, la Muerte Fetal y la Pérdida de un Bebé), escrito por Abigail Jorgensen, una doula de duelo católica. En este libro, Jorgensen no solo aborda el dolor desde un punto de vista médico y teológico, sino que también ofrece consejos prácticos y litúrgicos para acompañar a los padres en su duelo.

Jorgensen destaca que, aunque la Iglesia ha ofrecido oraciones y bendiciones para padres que han perdido un hijo, muchas familias no están al tanto de estos recursos. Por ejemplo, la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos ofrece una bendición especial para los padres después de un aborto espontáneo o muerte fetal, y hay adaptaciones en la Orden de Funerales Cristianos para los bebés no bautizados.

La Iglesia apoya y da consuelo

Katie Braulick, otra madre que ha sufrido la pérdida de dos hijos por abortos espontáneos, decidió actuar cuando se dio cuenta de que no había suficientes recursos en su parroquia para apoyar a los padres en duelo. En 2017, fundó el ministerio Embrace Ministry en su parroquia de St. Mary’s, en Minnesota, para ofrecer consuelo y apoyo práctico a los padres que han perdido a un hijo antes o después del nacimiento. Este ministerio ofrece eventos durante todo el año y recursos gratuitos para los padres, como cruces de cerámica y libros para colorear para los hermanos que también están lidiando con la pérdida.

Braulick explica que este tipo de iniciativas han permitido que muchas familias encuentren consuelo y que sus hijos comprendan que sus hermanos fallecidos todavía son parte de la familia. Sus hijos hablan con sus hermanos que, creen, están en el cielo, lo que ha fortalecido su fe y su comprensión del valor de la vida desde su concepción.

Además de los recursos para las madres, también se están creando más programas para apoyar a los padres que sufren la pérdida de un hijo.

En España se cuenta con EnVela se trata de una funeraria católica para bebés  fallecidos en fase gestacional o con días/semanas de vida fuera del seno materno, en la que a través de sencillos gestos, inspirados en la liturgia, ayudan a la familia a entregar a su hijo en las manos del Padre.

A medida que más y más recursos y programas se desarrollan dentro de la Iglesia Católica para acompañar a las familias en duelo, queda claro que la fe es un faro de esperanza y consuelo en momentos de profunda tristeza.

Ya sea a través de libros, ministerios o ritos litúrgicos, la Iglesia está comprometida a ofrecer apoyo espiritual y emocional a los padres que han sufrido la pérdida de un hijo, recordándoles que, en medio del dolor, Dios siempre tiene un plan. 

En España se cuenta con EnVela se trata de una funeraria católica para bebés fallecidos en fase gestacional o con días/semanas de vida fuera del seno materno Share on X

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