Algo más que un peligro para nuestros hijos

La hipersexualización del marketing, el entretenimiento y las redes sociales han dejado paso a una descarada normalización del “grooming”, la trata y pornografía infantil. A causa de un continuo bombardeo de mensajes sexuales, el menor ve mermada la capacidad de reconocer los límites morales en material sexual. Actualmente nadamos en una cultura hipersexualizada donde el terreno nos lo han ido abonando de diferentes formas y en diversos campos.

En el mundo de la publicidad muchas marcas ansían encontrar un punto de distinción y se venden a cualquier tipo de campaña que les ayude a destacar sobre el resto en la mente de los consumidores. Claro ejemplo de ello es la despreciable campaña primavera/verano 2023 de Balenciaga o la campaña publicitaria de uniformes escolares de la marca chilena Monarch. Nada es casual, se intenta buscar el nicho que les impulse a ser más visibles aunque se tenga que actuar de forma deleznables o primitiva.

La hipersexualización, más allá de sus consecuencias en materia de abuso, entraña un gran peligro. Se trata de un proceso innatural para el desarrollo del menor, pues exalta y desvirtúa su sexualidad y percepción de sí mismo al ser expuesto como los adultos que no son.

El Catecismo en el punto 2522 dice: “cuando una persona pierde el sentido de su interioridad, su conciencia y su dignidad, acaba haciendo de su vida un espectáculo y vendiéndose a la corriente más fuerte.”

Actualmente en el lobby de las grandes  industrias reside el poder de moldear percepciones y  conciencias. Lamentablemente ya no se suaviza  ni  el lenguaje ni las formas y se busca provocar forzosamente el estado moral propicio para legislar a favor de reducir las edades de consentimiento sexual. En relación a ello, se ha vivido estas Navidades un hecho repulsivo durante la Cabalgata de Reyes del 5 de enero, de San Fernando (Cádiz): la difusión de material pornográfico entre menores de edad. Concretamente, se repartieron agendas entre los niños por parte de un concejal del PSOE. En ellas  se pueden leer frases como: «Necesito una cerveza y follar también», «Lo que tú necesitas es un buen polvazo» o «Busco una relación como un cuento de hadas, pero si me toca una peli porno tampoco me quejo».

Nos encontramos ya en el camino de hacer de la pederastia  algo legal y aceptable. El objetivo está claro: se intenta fomentar la hipersexualización desde la edad más temprana posible para lograr que sean más fácilmente manipulables.

Por ello, es  necesario presentar a los niños modelos de vida plenas y contemporáneas. Es urgente hacerles ver que en el pudor físico está la esencia de su estructura personal y no es algo insustancial, pues implica en última instancia revelar la manifestación de su propio ser.

Sólo así crecerán como niños arraigados a la pureza de alma y cuerpo y podrán ser  felices, no sólo gracias a unos determinados términos de conducta moral, sino también a virtudes concretas que les permitan vivir de un modo profundamente humano, sin complejos, sin venderse a las ideologías dominantes.

Este es nuestro desafío y  responsabilidad como adultos: custodiar y  restringir la hipersexualización de los más pequeños mientras la pederastia trata de avanzar.