Alemania está en proceso de dar vía libre a las pruebas genéticas que permiten detectar la discapacidad de los no nacidos. El comité médico federal de Alemania ha aprobado que se lleven a cabo pruebas prenatales de genética molecular no invasivas, lo que abriría la puerta ala eugenesia moderna.
Aunque tradicionalmente, partes implicadas han presentado el diagnóstico prenatal como una herramienta de apoyo a la mujer embarazada, la realidad es que la misma ha sido usada en varios países para poner fin al nacimiento de niños con Síndrome de Down. ¿Será así en Alemania? La experiencia dice que sí.
Los provida han advertido del riesgo de eugenesia
Diputados provida del parlamento alemán han advertido de las consecuencias de la medida. Alessander Krauss (CDU), declaró que se daña «seriamente el derecho a la vida de las personas con discapacidad… una vez que se descubre en el útero que el niño viene con discapacidad, es sentenciado a muerte».
En algunos países europeos, dichas pruebas se ofrecen a todas las mujeres embarazadas. En Dinamarca e Islandia, por ejemplo, ha provocado un aumento en el número de abortos, y el número de nacimientos de niños con síndrome de Down es prácticamente cero.
Los antecedentes eugenésicos en Alemania: el nazismo
Salvando las distancias del tiempo y las técnicas empleadas, diagnóstico prenatal generalizado y la selección genética o ‘bebés a la carta’ tienen preocupantes cosas en común con el programa nazi de esterilización y eutanasia Aktion T4, que tenía como objetivo principal una mejora de la raza.
Del programa eugenésico nazi Aktion T4no se ha hablado demasiado, quizás por tratarse de un escalofriante sistema de selección para determinar quién tenía derecho a vivir, y quien no, de entre los ciudadanos más vulnerables.
¿De dónde surge el nombre de estos planes? Pues de los cuarteles generales de la organización que los llevaba a cabo, situados en Berlín, en la Tiergartenstrasse 4 (calle del Jardín Zoológico, número 4).
Su aplicación para eliminar a personas señaladas como enfermos incurables, niños con taras hereditarias, delincuentes, enfermos mentales, discapacitados físicos, pedófilos, homosexuales y, en general, adultos o ancianos considerados ‘improductivos’, fue llevada a cabo bajo la responsabilidad principal de los médicos.
La Aktion T4 se materializaba en dos vías de actuación: la eutanasia, practicada sobre personas con esa tipología, y la esterilización masiva, para que no hubiera descendencia con lo que los médicos consideraban taras que hacían infelices a las personas. Y estamos hablando de pacientes alemanes.
Cada una de esas personas era considerada y presentada por los médicos como una ‘vida indigna de ser vivida’ (Lebensunwertes Leben) y se calcula que fueron asesinadas sistemáticamente ‘por compasión’ entre 200.000 y 275.000 personas, mientras que los programas de esterilización masiva alcanzaron a más de 400.000 personas; siempre, en todos los casos, contra su voluntad o sin el consentimiento del paciente.
Las raíces, eugenesia internacional
Pero, cuando se habla de Aktion T4 no se habla exclusivamente del período en que los nazis pusieron en marcha su ‘solución final’, durante la guerra, sino que se trata de un proyecto con raíces anteriores a ese tiempo.
Viene de la doctrina eugenésica internacional de organizaciones a favor de la esterilización masiva, aplicada a gente señalada como enfermos hereditarios y establecida en países como Estados Unidos, Australia, Reino Unido, Suecia, Noruega, Francia, Finlandia, Dinamarca, Estonia, Islandia o Suiza.
De hecho, democracias impecables hicieron barbaridades eugenésicas en nombre de la ciencia durante la primera mitad del siglo XX. Ya en 1931 el Papa Pío XI condenó las esterilizaciones y leyes eugenésicas de países como Dinamarca, Suecia o Noruega.