Una investigación ha concluido que el alcohol y el tabaco consumidos en la adolescencia, incluso aunque su consumo no sea elevado, produce riesgo cardiovascular.
Eso es debido a que su consumo estaría provocando rigidez arterial precoz, lo cual se asocia a una predicción de posteriores problemas del sistema circulatorio.
Eso es lo que se desprende del estudio Alspac publicado por la Sociedad Europea de Cardiología en European Heart Journal. “Los resultados de Alspac son importantes debido a la gran frecuencia de consumo de estas sustancias en este grupo de población”, ha subrayado el presidente de la Sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad.
Vicente Arrarte considera que “precisamente el alcohol (75,6%) y el tabaco (34,7%) son las drogas más consumidas por los estudiantes españoles”, lo cual coloca este estudio a un nivel de relevancia considerable debido a su impacto en la sociedad y en los jóvenes.
Las conclusiones del estudio, cruzadas con los datos de la Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (Estudes 2016-2017), no son halagüeñas.
La razón es que esta encuesta, realizada a estudiantes de 14 a 18 años concluye que la incidencia del consumo de alcohol y tabaco se incrementó en 2016 respecto a 2014. De esa manera, hasta 50.000 jóvenes más se iniciaron en 2016 en consumo de tabaco respecto a 2014, mientras que en 2016, fueron 37.900 menores más los que empezaron a consumir alcohol respecto a 2014.
Más de un millón de adolescentes consumieron alcohol, más de medio, tabaco
Según esa misma encuesta, durante el año 2016, hasta 1 millón 160 mil estudiantes consumieron alcohol y más de medio millón hicieron lo propio con el tabaco.
“Según los datos del estudio Alspac, todos estos jóvenes, cuando sean mayores, tendrán más predisposición a padecer una enfermedad cardiovascular”, sostiene Arrarte.
El estudio se llevó a cabo mediante cuestionarios en los que se analizó el consumo de alcohol y tabaco a los 13, 15 y 17 años de edad en 1.266 participantes, de los cuales 425 eran hombres y 841, mujeres.
Según el estudio presentado, fueron analizados adolescentes fumadores que en el ensayo percibieron un aumento en su velocidad de la onda del pulso carótido – femoral (OVP) en comparación con los no fumadores.
“Esta medida -añade Arrate- es la que se utiliza para estudiar el daño arterial y la rigidez de los vasos, por lo que resulta un marcador que nos aporta información sobre la posibilidad de desarrollar enfermedad arterial de manera más precoz en comparación con el grupo no fumador”.
Asimismo, según el doctor “uno de los puntos más significativos de este registro es que los que dejaron de fumar durante el seguimiento recuperaron su salud arterial”.
En el estudio Alspac se aprecia, además, un efecto sumatorio de la cantidad de cigarrillos fumados y la intensidad de consumo de alcohol, por lo que los muy fumadores que también eran grandes bebedores tenían una OVP más alta en comparación con los que nunca habían fumado, y versus los bebedores de bajo consumo.