A las 9 en la luna (FLaH Editors, 2019), subtitulado “Un paseo a través de una vida de amor imperfecto” es una apasionada historia de amor de pareja, un ameno manual de experiencias y consejos cara a la educación de los hijos en las virtudes y un verdadero libro de autoyuda más veraz y más útil precisamente por su autenticidad, porque el autor no se lo planteaba como tal cuando desvelaba confidencias de su vida matrimonial que preveía dirigidas solo a su esposa y a un reducido círculo familiar y de amistades.
Con motivo de sus Bodas de Oro, el periodista y escritor Daniel Arasa, como manifestación de amor hacia su esposa, Mercè, escribe para ella sus recuerdos de episodios y criterios que han compartido en estos cincuenta años de matrimonio, a los que hay que sumar dos y medio de noviazgo. Habiendo redactado buena parte del texto, el autor se dio cuenta de que lo que escribía podía ser útil para muchos otros, y ello ha influido también en su redacción definitiva.
Este libro sitúa, en primer lugar, en el mismo centro de una historia de amor de toda una vida entre dos personas tan distintas entre sí como el agua y el aceite. “Almas gemelas… ¡Ni de lejos!” se titula uno de los capítulos, para señalar como elemento clave para ir adelante el “mirarse a los ojos”, “pero más aún mirar en la misma dirección”, y exponer en un tercero que “Ya me gusta el queso y el chocolate negro” como detalles de cómo dos personas que se quieren y se esfuerzan cada día por hacer feliz al otro llegan a integrarse hasta en aspectos triviales. No falta el humor y le dice a su esposa aquella frase de la rocambolesca película “Primera plana” de Billy Wilder: “Cásese con un enterrador, un pistolero o un jugador tramposo, pero nunca se case con un periodista”, ya que pudo ayudarla muy poco en casa con los hijos a lo largo de muchos años por los horarios locos, y ejemplariza los infinitos cambios imprevisibles en la vida del periodista en las jornadas del golpe de Estado del 23-F y el asalto del Banco Central de Barcelona con más 300 rehenes. El título de un capítulo de la parte final sentencia que “Los matrimonios no se rompen por discutir, sino por bostezar”. Muchísimas personas verán reflejadas sus vivencias en las de los protagonistas.
‘A las 9 en la luna’ habla sobre la educación de los hijos
Las reflexiones sobre la educación de los hijos van al fondo, con rigor, sin concesiones al buenismo y al mimo tan habituales hoy. El apartado de “Profesión: Padres educadores” con diversos capítulos, parte del principio de que para educar no cabe la improvisación sino que los padres se han de formar, explicando que ellos incluso siguieron Cursos de Orientación Familiar. Esta parte termina con el capítulo de que lo importante es “Educar a los hijos… ¡para que vuelen solos y más alto que nosotros!”. En tono positivo se van dando consejos, reflexiones y vivencias para conseguir tal formación, como “Se come lo que se pone en la mesa”, “Las notas de clase son mucho menos importantes que el esfuerzo”, “Hablar más de trabajo que de dinero”, “Hacer felices a los demás”, o resaltar la importancia de la libertad en el actuar ordinario, en la política y la elección de profesión o de estado.
El matrimonio protagonista del libro tuvo ocho hijos. El primero nació muerto y los médicos vaticinaron que aquel fallecimiento prematuro parecía ser consecuencia de una enfermedad congénita y podría reproducirse en nuevos embarazos, pero llegaron luego otros siete bebés y todos la mar de bien. Desdramatizando las dificultades, pero sin trivialidad, el autor repasa los avatares de la vida de una familia numerosa que funciona con un presupuesto económico muy ajustado pero en la que se vive y se convive con mucha alegría. Explica que en las familias numerosas se consigue “Hacer de la necesidad virtud” y sus miembros descubren algo tan fundamental para funcionar por la vida como que “El mundo no gira en torno a mí”. Un detalle cómico es el referente a los “minibocadillos estratégicos” para la escuela con un objetivo claro: que los chicos llegaran al mediodía con hambre y, por tanto, no hicieran ascos a la comida del colegio ni se quedaran en el “me gusta-no me gusta-lo dejo”. “Nada de caprichos. Esto es fundamental en toda educación”, concluye Daniel Arasa.
El amor perfecto por imperfecto
El libro penetra sin tapujos pero con elegancia en el valor del erotismo matrimonial (“¿Hay algo más sensual que el matrimonio?” es el título de un capítulo), la importancia de la fidelidad sin dejar abiertas puertas traseras aun reconociendo “vías de agua” en su caso, la lucha diaria para crecer en el amor, la importancia de crear tradiciones familiares, repasa gran número de virtudes a transmitir a los hijos, estimula a tener la fortaleza de nadar a contracorriente de tendencias y modas, explica las dificultades por las que atravesaron al cambiar la profesión de químico por la de periodista, hace alusión al importante papel de los abuelos y afirma que jubilarse no implica bajar el ritmo de trabajo ni dejar de aportar a la sociedad.
A quien lea el libro le quedará claro que el enamoramiento puede ser pasajero, pero si se trabaja bien, se cultiva cada día, da paso a un amor aún más fuerte. Recuerda el autor que a los novios la gente les dice con cariño, “¡Que seáis felices!” pero la frase correcta debería ser “¡Que os hagáis felices!”. Sentencia reiteradamente que para alcanzar la felicidad es imprescindible no ir tras ella.
Alguien que leyó el manuscrito afirmó: “Es el libro que deberían leer todas las parejas, hombre y mujer, y de obligada lectura en los cursos prematrimoniales”.
1 Comentario. Dejar nuevo
Hokla, estoy intentando comprar el libro sin resultado, ¿sabríais decirme donde puedo encontrarlo?
Muchas gracias