Todo apunta a que el gobierno central dará prioridad al trámite de la ley de la eutanasia al presentarla como proyecto en el Parlamento en otoño.
El texto se aprobaría sin dificultades puesto que además del PSOE recibiría el apoyo de Cs, Podemos, ERC, PDCat y PNV.
En su momento, Cs pareció que condicionaba su apoyo a dicha ley a la extensión de los cuidados paliativos, pero, obviamente, en octubre las carencias continuarán siendo las mismas que cuando Ribera adoptó esta posición.
En España los cuidados paliativos solo alcanzan a la mitad de la población y además se distribuyen de manera muy irregular en el territorio, más en unas comunidades que en otras, mejor en las grandes ciudades que en los territorios de menor urbanización. En este sentido, la “España vacía” resulta una vez más la gran perjudicada.
España se sitúa en el lugar 31 sobre 49 países donde se aplica este tipo de asistencia para paliar el dolor mediante la atención médica y sicológica. Se encuentra, por tanto, en una posición muy rezagada. De hecho, los recortes derivados de la crisis han paralizado su desarrollo. La cuestión de fondo es ¿por qué se mantiene con tan escasos recursos esta asistencia fundamental al mismo tiempo que se impulsa con rapidez la aprobación de la ley de la eutanasia?
Es una evidencia en contra del argumento central que la defiende que, si la opción radica entre la eutanasia o el sufrimiento, no existe elección posible. Una sociedad madura, humana debería en primer término abordar la generalización de la asistencia paliativa para la gran mayoría de la población y, en todo caso, a partir de este hecho y de la experiencia de su funcionamiento abrir el debate sobre la eutanasia. Se hace exactamente lo contrario, se frenan los servicios dedicados a reducir el sufrimiento de les enfermos, empujándolos así a la vía de reclamar que se les mate, y se acelera la falsa solución de aplicar la muerte.
Que los representantes políticos de una sociedad lleguen a la conclusión de que lo óptimo para el final de la vida es aplicar la solución veterinaria denota una pérdida absoluta de sentido.
Con la aplicación de la eutanasia la marginación vigente de los cuidados paliativos se mantendrá, perjudicando a todos aquellos que no querrán o no podrán por razones legales acogerse a la eutanasia. Porque los cuidados paliativos son para todos, mientras que la eutanasia es solo para unos cuantos.