El término «tirano» fue utilizado por primera vez por Arquíloco (poeta lírico griego del siglo VII a. de C.) y se aplicó inicialmente al rey Giges de Lidia. Según la RAE, «el tirano es el que obtiene contra derecho el gobierno de un Estado, especialmente si lo rige sin justicia y a medida de su voluntad», o «el que abusa de su poder, superioridad o fuerza en cualquier concepto o materia, o que, simplemente, del que impone ese poder y superioridad en grado extraordinario».
Un tirano puede conquistar el poder a través de la fuerza o por medio de unas elecciones democráticas, con medidas que socaven las libertades individuales, restrinjan la libertad de expresión y limiten la oposición política. El tirano es autoritario, injusto, represivo… Aristóteles considera la tiranía «el peor régimen» y «el más alejado de una constitución».
Para John Locke (filósofo y médico inglés), «la tiranía es el ejercicio del poder más allá del derecho, donde nadie tiene derecho…». Entre las características que vienen a definir la tiranía se encuentran: difundir incultura, acobardar al pueblo, dividir a los ciudadanos con políticas que minen la fe pública y privada, fomentar el temor, el miedo, la amenaza, la violencia concreta, la desconfianza, la inseguridad o la pobreza material y moral.